Conmemorar el “Día Mundial de la Salud” en plena pandemia de COVID-19 que hoy tiene al mundo sumido en un desafío inédito, con más de 1 millón de personas contagiadas y - lo más lamentable - más de 70.000 fallecimientos, puede parecer una paradoja. Sin embargo, el desafío de hoy y la forma de respuesta de cada uno de los países, nos dejará grandes lecciones, las que deberemos aprender con humildad y valentía, para la construcción de una mejor salud para Chile.
Las crisis nos develan lo mejor y lo peor de nosotros mismos y también de nuestros sistemas e instituciones. A nivel mundial y nacional, esta pandemia nos deja aprendizajes. No sólo en lo sanitario, también en lo social, económico y político. Tal como lo señala Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía “se está demostrando el error fundamental del liberalismo y es que los mercados por sí solos no pueden manejar esta crisis”. Además, recortes en presupuesto para investigación científica y para fortalecer los sistemas de salud pública realizados en distintos países, lamentablemente hoy cobran víctimas a nivel global.
En Chile, la llegada del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 nos encontró en pleno proceso de transformación social. A partir del 18-O las demandas ciudadanas por una mejor salud, para todos y todas, se escuchan con más fuerza que nunca. Y mañana, cuando este difícil momento haya pasado, el sentido de ellas será aún mayor.
La resignificación de la salud como base para el desarrollo sustentable de un país, de un Estado de bienestar que proteja a aquellos/as que viven en condiciones de mayor vulnerabilidad y de la seguridad social como eje para la viabilidad de una nación, serán parte de las lecciones que nos dejará el paso de este nuevo coronavirus.
Con estos aprendizajes, tendremos que seguir avanzando en una nueva Reforma a la Salud basada en los principios de “Salud Universal”, con solidaridad y mancomunión de esfuerzos y recursos, universalidad del sistema partiendo por una “Atención Primaria de Salud Universal” en un nuevo marco constitucional.
Mientras tanto y mientras esta “tormenta arrecia”, un llamado a seguir cuidándonos entre todos y todas, a seguir protegiendo a las personas más vulnerables, a poner nuestros mejores esfuerzos, desde todos los sectores de la sociedad chilena, para que los costos sanitarios sean los menores para nuestra población.
A seguir construyendo un tejido social sólido derrotando el individualismo que por tantos años nos ha acompañado.
A empatizar, apoyar y felicitar a todas las personas que trabajan en el sistema de salud, que hoy están cuidando a los habitantes de este país, muchas veces a costa de su propia seguridad y salud.
Para ellos, héroes en esta lucha, el homenaje en el Día Mundial de la Salud y el reconocimiento que quedará para siempre.
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