"Llamadme Ismael", así comienza la célebre novela de Herman Melville, publicada en 1851, donde un hombre decide embarcarse para combatir su melancolía y sus dudas. La travesía es un símbolo de la búsqueda del sentido en la vida, de explorar los límites, de la obsesión y del encuentro con lo desconocido. Hoy me pregunto: ¿No se ha convertido la inteligencia artificial (IA) en nuestra ballena blanca, que busca capitanes dispuestos a perseguirla? ¿Estamos navegando en aguas inexploradas, dirigidos por pocos, pero impactando a todos?
En poco más de un siglo hemos vivido tres grandes saltos tecnológicos. Primero, internet, que nos conectó con el mundo y con el conocimiento, y que en 1998 cabía en apenas 10 discos de 4 gigas. Luego, la telefonía móvil, que transformó la comunicación y evolucionó hasta el 5G, indispensable hoy en nuestros bolsillos. Y ahora, la primavera de la IA generativa, cuyo copiloto invisible se infiltra en casi todas las tareas y cuyo impacto crece de forma exponencial.
Pero la tecnología avanza sólo si encuentra un mercado. Y el verdadero mercado de la IA son los problemas que no sabemos formular, los inefables. Ya no se programa con código, sino con ejemplos. Y en este terreno, la solución puede estar en una "zona oscura" donde incluso traspase nuestros valores. Como dijo Bruce Schneier: "Si crees que la tecnología resolverá todos tus problemas, no entiendes ni la tecnología ni tus problemas".
La IA también acelera la crisis del propósito. En medio de la velocidad del cambio, el exceso de información y las redes sociales, surgen preguntas esenciales: ¿Tiene sentido lo que hago? ¿Debería cambiar? ¿Soy feliz? Necesitamos marineros reflexivos, con ética y límites claros, que no pierdan el foco en lo importante y comprendan la responsabilidad colectiva.
Usar IA no es una carrera por llegar primero. Es una navegación donde importa más elegir el lugar en el equipo que obsesionarse con atrapar a la ballena. La cooperación y la visión a corto plazo -los próximos seis meses- son más valiosas que planificar un mapa completo que nunca será exacto.
Pregúntese: ¿Rengo claras las oportunidades que abre la IA?, ¿qué quiero resolver?, ¿estoy listo para liderar equipos potenciados por ella?, ¿qué lugar tomaré en esta carrera?, ¿aportamos valor real? En Idiem trabajamos intensamente en el mindset de nuestros líderes y profesionales para afrontar con mayor claridad los nuevos caminos y oportunidades que se abren en el mundo de la IA y de la Industria 5.0, por ello gestionamos activamente los espacios de aprendizaje y de reconversión. Pues estamos convencidos que en esta era cada líder debe ser también un gerente de personas que motiva y genera espacios de confianza para interactuar con lo nuevo.
La tecnología es un aliado, no la brújula. No necesitamos trazar todo el viaje, sólo la siguiente etapa. Como escribió Víctor Frankl, "el propósito no se encuentra mirando hacia dentro, sino saliendo al encuentro del mundo".
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