El pasado martes 10 de mayo, tuve la suerte de compartir escenario con un músico joven, el talentoso pianista y compositor (Me llamo) Sebastián. La ocasión fue excepcional: a través de la televisión abierta, distintos públicos, de diversas edades, pudieron seguir en vivo la ceremonia de premiación de los Premios Pulsar, una iniciativa organizada por SCD, que busca reconocer y premiar lo mejor de la música chilena actual, esa que se está haciendo día a día en nuestro país y que anualmente produce más de mil discos locales. Y mejor aún, la gente pudo ver en un mismo evento y escenario, la unión de distintas expresiones musicales, colores diversos, generaciones dispares y contrastes varios que abundan en nuestra cultura.
Me emociona ver cómo iniciativas como este premio, logran no sólo reunir a distintas generaciones en torno a la música, sino que también abrir nuevos espacios para que toda esta creatividad artística se muestre.
Hace tiempo que los medios de comunicación están reduciendo sus espacios para el arte en general, por lo que lograr posicionar a la música en un horario prime en televisión abierta, es sin duda un hito cultural.
Asimismo lo es también la ley del 20%, que hoy permite que las radios den más espacio a las miles de canciones que conforman nuestro repertorio. Si bien la industria musical ha cambiado y los espacios de difusión masivos –para muchos- ya no tienen la misma relevancia de antaño, soy un convencido de que es fundamental ir generando oportunidades de difusión en forma amplia y transversal, considerando no sólo a todas las formas de comunicación que hoy existen, sino que también sumando a lugares, proyectos e instancias que permitan ir llegando cada vez a más públicos.
El ejemplo de los Premios Pulsar es clave porque han demostrado que música chilena hay de sobra, y muy buena. Este año postularon más de 700 artistas en 22 categorías y 11 mil personas votaron por internet para elegir su artista favorito. Después de tantos años siendo parte de esta industria, puedo reconocer que la música nacional está viviendo un momento muy especial y,me alegra comprobar que, como Sociedad de músicos, hemos aportado desde nuestra capacidad de gestión a impulsar y promover ese crecimiento.
Aún quedan desafíos pendientes. La profesionalización de nuestro trabajo como músicos pasa por la difusión en medios, pero también por otros desafíos como por ejemplo, ampliar los espacios para realizar presentaciones en vivo, demandando un trato justo y las condiciones mínimas que requiere la interpretación de nuestra música. Desafíos como este, deben ser misión de todos quienes participan de la cultura en este país: debemos lograr sumar fuerzas y aunar criterios para ir construyendo las bases de un verdadero desarrollo creativo y cultural.
Mucho se logró en el 2015 y esperamos que este año se multipliquen los espacios de promoción de la música chilena, para que nuestra industria musical se fortalezca y el país crezca en identidad y aprecio por lo propio.
Los Premios Pulsar, que ya van en su segunda versión son un primer gran paso en ese sentido y reflejo de lo que en términos culturales el país debiera hacer: juntar todas las visiones, más allá de los estilos, edades y generaciones.
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