La OIT alerta en el último informe de la Comisión Mundial sobre el futuro del trabajo, afirmando que “los avances tecnológicos crearán nuevos puestos, pero quienes van a perder sus trabajos en esta transición podrían ser los menos preparados para aprovechar las oportunidades que nacen”.
Insertos en este escenario es que en julio celebramos un nuevo aniversario del Sistema Nacional de Certificación de Competencias Laborales, con un positivo balance de lo alcanzado en estos 10 años de funcionamiento, pero también proyectando grandes tareas por delante: la articulación con la formación técnico profesional, la modernización de nuestros procesos y la prospección del mercado laboral.
Estos tres ejes delineados apuntan a adelantarse al panorama de cambios que ya estamos viviendo, con el fin de tener un sistema de certificación de competencias y de formación laboral articulado y pertinente a lo que necesitan y necesitarán los distintos sectores productivos del país.
En este sentido, tras el reciente lanzamiento del Marco de Cualificaciones Técnico Profesional, ChileValora reforzará su rol articulador entre el mundo de la formación y el del trabajo para facilitar el desarrollo de trayectorias laborales de las personas e impulsar el reconocimiento de aprendizajes previos, las salidas intermedias y el diseño curricular acorde a las necesidades de las industrias.
A través de estas acciones de articulación, se compromete en generar las condiciones para que jóvenes, adultos, estudiantes y trabajadores puedan desarrollar carreras laborales, respondiendo a sus intereses y capacidades y al mismo tiempo ofrecer una formación alineada con las exigencias y necesidades del país.
Por otro lado, nos hemos planteado disminuir los plazos de los proyectos de competencias laborales y de los procesos de evaluación y certificación, lo que es imperante para el Sistema, ya que el dinamismo del mercado laboral nos empuja a optimizar nuestros procesos y sus tiempos.
Sumado a ello, tenemos el desafío de la prospección del mercado laboral, para lo cual se hace necesario recoger información y datos del mundo del trabajo y entregar resultados en tiempo real, de tal forma que podamos anticipar aquellas habilidades que se requerirán en los diversos sectores productivos, permitiendo, entre otras cosas, darle más pertinencia a la construcción de estándares de competencia.
Todos estos desafíos apuntan a desarrollar una cultura de la anticipación a los cambios tecnológicos y a la automatización, teniendo como pieza clave la velocidad de respuesta a estas transformaciones, que nos permita adelantarnos a las necesidades del mundo del trabajo en beneficio directo de la empleabilidad de los trabajadores y de la productividad del país.
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