El deporte, un regalo de vida
En Chile abundan los discursos sobre esfuerzo, mérito y superación. Sin embargo, pocas veces esas ideas adquieren verdadero sentido cuando se encarnan en historias reales, forjadas en la adversidad. La infancia y juventud de Gary Medel nos recuerdan por qué el deporte no es solo una actividad más, sino una herramienta de transformación profunda, personal y social.
Hace algunos días, en San Carlos de Apoquindo, tuvimos la oportunidad de compartir su testimonio de vida. Un relato honesto y directo, construido desde los juegos en la calle, el afecto familiar, el carácter formado en la dificultad y una convicción temprana por el deporte como camino posible en un entorno adverso. En ese cruce decisivo, el deporte fue refugio, disciplina y sentido.
El fútbol no solo le permitió salir adelante. Le enseñó a definir su carácter, a respetar procesos y a entender que el esfuerzo diario tiene valor cuando existe un propósito mayor. Viajes eternos en micro desde Conchalí a San Carlos de Apoquindo, entrenamientos después de extensas jornadas escolares o zapatillas compradas con sacrificio familiar, entre tantos otros esfuerzos, forman parte de una épica silenciosa que se repite en miles de hogares chilenos.
Cuando hablamos de deporte formativo, hablamos precisamente de eso: de familias que creen, de niños y jóvenes que perseveran y de instituciones que abren puertas. Para Gary Medel, llegar a la Universidad Católica fue descubrir un mundo nuevo, no solo por su infraestructura, sino por un entorno donde el talento podía ordenarse y transformarse en compromiso y responsabilidad. Allí, el Club Deportivo Universidad Católica y Cruzados han cumplido históricamente un rol clave al ofrecer un modelo de formación integral que combina exigencia deportiva, acompañamiento humano y una identidad construida sobre valores.
La sinergia entre ambas instituciones ha permitido consolidar un camino formativo sólido, donde el fútbol no se concibe únicamente como alto rendimiento, sino también como una verdadera escuela de vida. Infraestructura adecuada, cuerpos técnicos preparados, preocupación por la educación y una visión estratégica de largo plazo han sido elementos centrales para que jóvenes talentos puedan desarrollarse dentro y fuera de la cancha.
El "Pitbull" que hoy reconocemos en el fútbol profesional y en su trayectoria por la selección chilena no nació de la violencia ni del azar. Es el resultado de un proceso formativo, del esfuerzo sostenido, del acompañamiento familiar y del rol que cumplen los clubes cuando asumen su misión con responsabilidad social. Cuando las instituciones comprenden que formar personas es tan importante como formar futbolistas, el impacto trasciende generaciones.
Por eso, invertir en deporte formativo y escolar no es una opción secundaria, sino una decisión estratégica y una responsabilidad social de largo plazo. Exige instituciones sólidas, conducción profesional y una visión que entienda al deporte como un aporte al desarrollo de las personas, de las ciudades y del país. En ese sentido, la articulación virtuosa entre el Club Deportivo Universidad Católica y Cruzados se ha consolidado como un pilar para el desarrollo presente y futuro del fútbol y del deporte nacional.
La solidez institucional con que se ha conducido la rama de fútbol, la visión estratégica demostrada y proyectos como el nuevo San Carlos de Apoquindo reflejan que el fútbol puede y debe proyectarse más allá del resultado inmediato. Su diseño, criterios de sostenibilidad y apertura a la ciudad honran la tradición del club y proyectan su identidad hacia el futuro, reforzando su aporte a la comunidad y al país.
El deporte es, en definitiva, un regalo de vida. Cuando existe una comunidad comprometida, instituciones que trabajan unidas y una identidad clara que inspira cada decisión, el deporte ofrece oportunidades reales. Y para muchos niños y jóvenes de Chile, como alguna vez lo fue para Gary Medel, esa oportunidad no solo cambia un destino deportivo, le da también un sentido a la vida.
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