Este 26 de agosto, en el Día de la Educación Técnico-Profesional, más que detenernos en políticas o cifras, quiero invitar a pensar en las historias que se construyen cada día en nuestros liceos. Pensemos en cada joven que ingresa al taller, se pone su overol y, con concentración y esperanza, transforma la materia prima en un proyecto. No solo aprende un oficio: forja su carácter, su futuro y el orgullo de su familia. En esa determinación se refleja con claridad por qué nuestro trabajo es fundamental. Acompañar esas trayectorias, con sus sueños y desafíos, constituye la misión más significativa de la Nueva Educación Pública.
El fortalecimiento de la Educación Técnico-Profesional es un pilar estratégico del nuevo sistema. Su desarrollo resulta clave para ofrecer una formación pertinente y de calidad, alineada con los desafíos tecnológicos y productivos del país. Esta prioridad se expresa en el crecimiento sostenido de la matrícula técnico-profesional en los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP). Hoy, con 26 SLEP en pleno funcionamiento, la proporción de estudiantes en esta modalidad supera ampliamente la del resto del sistema educativo.
Consolidar la formación técnica exige acciones concretas. Por ello, hemos impulsado una inversión histórica en equipamiento: más de $4.000 millones transferidos en 2024 y cerca de $3.000 millones adicionales este año. Esto significa financiamiento real y sostenido para modernizar talleres y laboratorios, fortaleciendo la presencia y el valor de la educación TP mediante alianzas directamente vinculadas con la trayectoria formativa. En esa línea, hemos conformado Consejos Asesores de Desarrollo Educativo Técnico-Profesional (CADE) en los SLEP, que son espacios de gobernanza colaborativa que articulan la oferta educativa con las necesidades productivas locales.
A esta estrategia se suma una decidida apuesta por la innovación. En alianza con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación nace NodoLab, un programa piloto que se pondrá en marcha en establecimientos de los SLEP Chinchorro, Barrancas y Andalién Sur, con el propósito de democratizar el acceso a tecnologías de fabricación digital, como impresoras 3D y cortadoras láser. NodoLab es más que equipamiento: representa una transformación de la experiencia educativa, situando a los estudiantes como protagonistas en la resolución de problemas reales. Del mismo modo, junto al Ministerio de Energía instalaremos electrolizadores en dos SLEP, Magallanes y Antofagasta, enriqueciendo la formación en hidrógeno verde de los estudiantes de la especialidad de Electricidad.
Todos estos proyectos, de alto impacto, incluyen la capacitación especializada de docentes, garantizando que la tecnología se incorpore efectivamente en las aulas y refuerce el protagonismo de las y los estudiantes en sus aprendizajes. Nada de esto sería posible sin una activa red de colaboración. Las alianzas con instituciones privadas en cada uno de estos proyectos muestran que la cooperación público-privada fortalece el sistema y multiplica oportunidades.
En medio de las dificultades -que sabemos existen, que reconocemos y resolvemos-, el compromiso de las comunidades es la señal más clara de que la Nueva Educación Pública avanza. Con ella, la Educación Técnico-Profesional se desarrolla, recordándonos cada día que, con una conducción clara y colaboración horizontal, las transformaciones son posibles y abren un horizonte de oportunidades reales para miles de jóvenes a lo largo del país.
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