De acuerdo con los datos entregados por el Ministerio de Educación, el 2022 los seleccionados para carreras de pedagogía disminuyeron en 4% respecto a 2021. Esta información es preocupante ya que, de acuerdo con los últimos análisis, el déficit de profesores superará la barrera de los 30.000 para el año 2030.
En la actualidad, el bajo interés por estudiar pedagogía y la temprana deserción del sistema por parte de los docentes hacen que se ponga en peligro el adecuado funcionamiento del sistema escolar y que se cuente con profesores idóneos que realicen esta labor.
Dentro de las razones que pueden estar causando el bajo interés por trabajar como docente se encuentran algunas de carácter histórico, como son las condiciones laborales y económicas. Si bien la Ley 20.903, que crea el sistema de desarrollo profesional docente y modifica otras normas, establece mejoras a dichas condiciones (como, por ejemplo, establecer un piso salarial), esta ha tenido una implementación lenta y debe ser revisada nuevamente.
Otra razón histórica se centra en la valoración social que existe en torno a ser profesor, en donde si bien hace algunas décadas esta era bastante baja, los últimos estudios posicionan la pedagogía dentro de las profesiones con mejor valoración social, lo cual sienta una paradoja: se reconoce el valor de la profesión, pero aun así no existe interés en la labor docente.
Además de las dos razones expuestas previamente, existen algunas nuevas que pueden estar influyendo en esta realidad. El alto nivel de burnout que se ha vivido en estos años podría estar influyendo en la deserción temprana y en la elección de pedagogía como futura carrera. Durante los años 2020 y 2021 en plena pandemia SARS-CoV-2, los docentes se vieron enfrentados a modificar drásticamente sus prácticas y a desarrollar nuevas competencias que les permitieran realizar su labor, pero desde una nueva modalidad, la docencia online.
Cuando ya estaban adaptándose a este nuevo sistema, un gran número debió transitar a un nuevo escenario, la enseñanza híbrida que trajo consigo nuevos desafíos, para este año experimentar nuevamente un cambio de modalidad y regresar a la presencialidad. Todos estos cambios han ocasionado un aumento de estrés docente, reflejado en que este primer semestre ha estado marcado por un alto índice de profesores con licencias médicas y de establecimientos educacionales en búsqueda de reemplazos para cubrirlas.
Otra posible variable que debemos tener a la luz es el trabajo con los problemas socioemocionales y de violencia que se han experimentado en las escuelas en el presente año. Si bien esta variable no es explicativa en la actualidad, sí podría afectar en la decisión de escoger una carrera o mantenerse en el sistema.
Como es posible observar, son muchas las variables que deben considerarse para poder revertir esta situación que año tras año se vuelve más compleja y que puede poder en jaque el contar con un sistema educacional nacional de calidad para todos y todas.
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