Muchos años pasaron antes de que se permitiera el uso de la calculadora en la sala de clases. Cómo cualquier elemento anexo a los métodos tradicionales de enseñanza, se debió evaluar su ventaja por sobre las desventajas, la oportunidad más que el problema. Así, tras el debate, la calculadora pasó a ser con naturalidad un aliado para profesores y alumnos.
Hoy el escenario se repite pero con el uso de la tecnología y por sobre todo de las redes sociales como herramientas que aporten a los procesos de aprendizaje.
Según datos de la última encuesta Casen, 2 de cada 3 niños menores de 12 años tiene celular. Por otro lado, estudios de la subsecretaría de Telecomunicaciones señalan que durante el año 2015 hubo 13 millones de chilenos que se conectaron a Internet, siendo cerca del 80% de esas conexiones a través de los llamados teléfonos inteligentes.
Día a día, cientos de estudiantes llegan hasta su sala de clases con un celular en sus mochilas. Son los representantes de la generación Millennials, jóvenes que nacieron con google como la fuente de respuesta a todo, hablan con sus padres por whatsapp y suben al segundo una foto de su almuerzo a Instagram.
Frente a ellos, ¿Qué hace un profesor(a), de otra generación, menos adaptado a las tecnologías pero que procura preparar clases entretenidas y desafiantes para que sus alumnos aprendan?, la brecha generacional es un obstáculo, sí, pero como dijo el especialista en redes sociales Roberto Arancibia, “el que se atreve a enseñar no debe nunca dejar de aprender”.
Las redes sociales no deben ser vistas como un enemigo, sino más bien como un espacio para enriquecerse y hacer el aula más entretenida, más dinámica y cercana. En el marco del debate por ejemplo de las tareas para la casa, qué mejor aliado para los nativos digitales, que transformar esas tareas en acciones desafiantes, cortas y significativas que se concreten a través de la tecnología.
Trans - formar a ese profesor en uno 3.0, que estudió en otro contexto, es un enorme desafío. Conscientes de ello es que trabajamos apoyando su labor cotidiana, que es tan maravillosa como desafiante.
Creemos que la nueva carrera docente es una oportunidad para contar con los mejores profesores(as) a través, por ejemplo, de la formación docente, o el progresivo aumento desde el 2017 de horas no lectivas. Los directores también tienen un rol al definir al hablar de uso de las tecnologías en el aula, organizar a la escuela en esa dirección.
Durante 2016 vimos profesores que rapeaban, que hicieron memes de libros clásicos o que pidieron a sus alumnos abrir páginas de facebook de personajes de la historia de Chile. Aplaudimos sus iniciativas y creemos que este 2017 debemos ir más allá, poner la innovación pedagógica como recurso cotidiano y así, contar con líderes que generen estrategias pedagógicas utilizando la tecnología al servicio de mayores aprendizajes.
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