Lograr que un niño, niña o joven que ha abandonado la escuela vuelva al sistema educativo no es fácil. Que recupere el hábito de asistir a clases, cumplir horario y mantenerse en ello todo el año, requiere un apoyo especializado, que sin duda es mucho más complejo y costoso que simplemente regresar al colegio.
En Fundación Súmate sabemos que no hay magia ni voluntarismo que consiga ese objetivo. Hoy en el país son cerca de 300 mil los niños, niñas y jóvenes que están fuera del sistema escolar, lo que magnifica la tarea, en todo sentido. Hoy, los subsidios que financian estos esfuerzos dependen exclusivamente de la asistencia. Es cierto que la subvención por estar presente en el aula resulta beneficiosa porque promueve el tener a más estudiantes en las salas de clases; pero cuando pertenecen a contextos de mayor pobreza y exclusión, este factor termina condenando las posibilidades de estos niños, niñas y jóvenes de acceder a una oferta educativa adecuada a sus necesidades.
Esta es una población que vive en una precariedad cotidiana, por lo cual pedirle regularidad en su concurrencia a clases es la mejor manera de ahuyentarla.
Hemos escuchado al propio ministro de Educación, Nicolás Cataldo, reflexionando sobre los desafíos del sistema escolar de Chile y Latinoamérica con relación al financiamiento de la educación pública. La máxima autoridad educativa ha señalado los nudos críticos con que se ha encontrado la puesta en marcha de la Nueva Educación Pública.
Hoy el Ministerio de Educación en Chile es sostenedor de oferta de educación pública, y así ha podido experimentar las dificultades asociadas al financiamiento de la educación, y sobre todo de aquella que depende de manera exclusiva del factor asistencia. El ministro Cataldo plantea que es necesario avanzar hacia nuevos modelos de financiamiento, superando las deficiencias generadas por la subvención a la demanda, ya que vimos sus consecuencias de manera clara durante la pandemia. Este fenómeno acrecienta las inequidades y es necesario avanzar a formas de financiamiento estables en educación, que es algo que hemos venido insistiendo desde Fundación Súmate. Este año hemos debido tomar la dolorosa decisión de cerrar al fin de este 2024 una de nuestras escuelas de reingreso, la Nuevo Futuro de Concepción, precisamente por falta de recursos.
En lo positivo, nos congratula que esta semana el proyecto de ley que crea la subvención para una modalidad educativa de reingreso haya sido aprobado por unanimidad en la Comisión de Hacienda del Senado, luego de haber estado dormido en el Congreso desde 2021. El martes pasado pasó a discusión en sala.
Este proyecto de ley, que crearía una subvención de reingreso, trae dentro de sus sugerencias una del Consejo Nacional de Educación, que nos parece central, viendo lo antes expuesto. Para posibilitar y hacer factible que los sostenedores se interesen en que este grupo de niños, niñas y jóvenes desescolarizados recuperen su derecho a la educación es necesario que la subvención sea por matrícula y no por asistencia. Hoy Súmate se financia, principalmente, desde la donación de privados y creemos que el Estado debe tener un rol central en esta provisión básica.
Nuevamente, llamamos al Ministerio de Educación a activar estas conversaciones. Desde Súmate y Hogar de Cristo reiteramos nuestra disposición a discutir y aportar con experiencias de modelos de reingreso durante ya 30 años, para avanzar en el sentido propuesto con sentido de urgencia.
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