Aún no podemos dimensionar los efectos pos traumáticos, que tendrá la actual pandemia en los niños y adolescentes de nuestro país. Pero sí podemos proyectar que sus consecuencias serán de alto impacto considerando que se trata de un grupo de la población particularmente vulnerable y cuyos derechos no han sido contemplados.
Chile es el país con la peor salud mental infantil del mundo y es la segunda nación de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) con el mayor número de suicidios adolescentes, de acuerdo a investigaciones de ese organismo.
La primera conclusión fue el resultado de un estudio realizado, hace poco, por la directora del departamento de psiquiatría y salud mental de la Universidad de Chile, Mónica Kimelman, y doctor en Psicología Infantil, Felipe Lecannelier.
La investigación se aplicó en 24 países, donde los profesionales descubrieron que el 15% de los niños a nivel mundial tienen problemas, como déficit atencional, hiperactividad y agresividad, en tanto, en nuestra nación estos afectan al 25% de los menores de seis años.
De acuerdo al mismo estudio, además, entre el 12% y el 16% de los menores chilenos sufren de ansiedad y depresión, mientras que a nivel global los índices son del 5%.
Para algunos expertos esto responde principalmente a la falta de financiamiento y de políticas públicas que se hagan cargo de la salud mental de los chilenos. Otros especialistas esgrimen razones de distinta índole.
Sin embargo, lo que no se señala es que la sociedad actual está centrada en los deseos, necesidades y derechos de los adultos y no en la de los niños y se espera que los infantes se adapten a los primeros, como sostiene Laura Gutman, escritora y terapeuta argentina, quien creó la Terapia con Especialización en Biografía Humana.
En una sociedad de esa naturaleza, donde, además, los animales domésticos han cobrado un lugar protagónico, no es de extrañar que las mascotas tengan más derechos que los niños.
En esa línea, desde la primera cuarentena obligatoria, hace casi dos meses, la ley señala “se permite a las personas acceder al permiso temporal para desplazarse, desde las comunas que se encuentran en cuarentena, a raíz de la emergencia sanitaria que enfrenta Chile por el Coronavirus (COVID-19) para ´pasear a mascotas o animales que estén bajo su cuidado, con desplazamiento reducido dentro de las dos cuadras a la redonda del domicilio o residencia. Duración: 30 minutos, máximo dos veces al día”.
Es decir, las necesidades de los animales están contemplados entre las excepciones, pero no las de los menores.
Los niños no tienen derechos, sino que, en general, están sometidos a grandes abusos y maltratos. De hecho, la ONG Activa denunció, hace poco, un aumento del 42% en casos de maltrato a menores, en medio de la cuarentena por coronavirus en algunas comunas del país.
Según las cifras de la organización, durante marzo, cuatro de cada 10 denuncias de violencia intrafamiliar estuvieron asociadas a violencia ejercida sobre menores, concentrándose en el segmento que va entre 0 y 14 años.
En esa línea, la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz, señaló que nada justifica la violencia contra niños, niñas y adolescentes e informó que como defensoría habían solicitado participar en la mesa social Covid para poder visibilizar la realidad de los menores durante la pandemia, pero no habían obtenido respuesta.
Frente a esto, la directora de la ONG Activa, Gloria Requena, señaló que oficiarían al ministerio de Salud para que habilite un permiso que permita que los menores puedan salir de sus casas por un periodo determinado de tiempo.
Patricia Muñoz no obtuvo respuesta, la solicitud de Gloria Requena no fue escuchada, ni tramitada en circunstancias que los nuevos estudios epidemiológicos revelan que los niños no son portadores del virus, ni las principales fuentes de contagio como se creía hace unos meses.
Así, el viernes pasado, a las 22 horas, se dio inicio a una nueva cuarentena obligatoria, que afecta a cerca del 40 por ciento de la población del país, y todo permaneció igual: las mascotas pueden salir una hora diaria y los infantes no sólo no pueden salir a la calle, tampoco pueden salir al patio, pasillos o entradas de sus edificios o condominios.
Entonces, podemos, al menos reflexionar y preguntarnos ¿si en Chile hasta los animales domésticos tienen más derechos que los niños?
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