La reciente campaña presidencial de Estados Unidos fue la más larga -el expresidente Trump anunció su postulación el año 2022-; y fue las más cara, 15 mil millones de dólares aproximadamente, equivalentes a la mitad del costo de nuestra reconstrucción por el terremoto del 2010. Fue también la más reñida, pese a las encuestas indicaban un empate técnico entre ambos candidatos -lo cual no se produjo, para extrañeza de todos- y con la población más polarizada desde la guerra civil de este país (1861-1865), según lo difundieron los diversos medios de prensa.
Tal como ocurrió en la citada guerra, fue Pensilvania también una de las claves en la decisión sobre quién gobernará Estados Unidos durante los próximos 4 años. Y lo señalo porque fue en la batalla de Gettysburg (1-3 de julio de 1863, en el pequeño y estratégico pueblo de Pensilvania) donde se resolvió el curso de la guerra civil, en favor del bando del norte, cuyo presidente en ejercicio era el republicano Abraham Lincoln. Recuerdo a los lectores que antes de la elección, todas "las fichas estaba puestas en Pensilvania" y así lo entendieron los comandos de ambos candidatos.
Asimismo, en una elección donde las diferencias en votación entre la vicepresidente demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se suponían mínimas, la eutanasia de "Peanut", una ardilla y su compañero "Fred", un mapache, fueron un factor a considerar al momento de la votación.
Lo menciono porque muchas personas consideraron una grave violación a sus derechos que el gobierno de Nueva York pudiera allanar sus hogares y matar a sus mascotas (aunque fueran salvajes), en una muestra de descriterio total. Mal que mal, no se trataba de una manada de hienas que ponían en peligro a la comunidad, las cuales también deberían haber sido trasladadas a un santuario animal, de haber sido el caso.
Dicha noticia fue trending topic en Estados Unidos (y también fue recogida por otros medios internacionales). La declaración emocionada de Mark Longo, el propietario "Peanut" y "Fred", fue ácida y severa en contra la administración de Nueva York, siendo incluso ésta recogida por un post en X del entonces candidato presidencial y ahora presidente electo, Donald J. Trump.
Por otra parte, estuvo el caso del grupo religioso amish, cuya principal comunidad se ubica en Lancaster (lugar que visité hace muchos años y que recomiendo, al igual que Gettysburg), estado de Pensilvania. Los amish se registraron para votar, molestos con la administración Biden, volcando sus preferencias por Donald Trump. Y como dicen los norteamericanos "that is the way the cookie crumbles" (así se desmigaja la galletita).
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