En los últimos años hemos escuchado voces que llaman a destruir, o simplemente a guardar para siempre, las estatuas de Winston Churchill. Son quienes lo culpan por los pecados del imperio, juzgando la historia bajo el prisma de hoy. Sin embargo, desconocen la valentía que demostró durante toda su vida, destacando por ejemplo su actuación en la Guerra de los Boeres, relatado magistralmente en el libro "Hero of Empire"(1).
Omiten sus detractores también su comportamiento, extraordinario, en el rescate-milagro de Dunkerque y/o los bombardeos alemanes del Reino Unido, en especial, Londres, en lo que se conoció como "La Batalla de Inglaterra" (1940)(2).
Sin duda la biografía de un gran hombre puede tener sombras, pero -sin exagerar- le debemos a Churchill la libertad de Occidente. Si no hubiese sido por su visión, obstinación y coraje, el mundo hubiera sucumbido a la pesadilla del nazismo. Una pesadilla que no se hubiera limitado sólo a Europa, sino que se hubiese terminado por expandir como la plaga por todos los continentes. Ni pensar lo que pudo haber ocurrido si Hitler hubiese obtenido la bomba atómica antes que Estados Unidos(3).
Tampoco es una exageración afirmar que la lucha contra el nazismo fue, en un comienzo, la lucha de una persona. Tratando de salvaguardar la paz, los líderes de Inglaterra sacrificaron países completos. Con el Pacto de Munich, el primer ministro británico Chamberlain pensó obtener la paz, tal como los niños cuando creen que dándole gusto al matón del curso terminará por dejarlos tranquilos y sin embargo, esto sólo azuzó más Hitler.
En este punto, cabe recordar que Winston Churchill fue objeto de matonaje o bullying en su colegio, por su personalidad insegura y su físico esmirriado, entre otros motivos. Estoy convencido que cuando afirmaba, con convicción, que estaba predestinado para salvar al Imperio de una derrota contra un enemigo implacable (por una serie de sueños que tenía), recibió las burlas de sus compañeros y quizás, más de algún golpe. Con el tiempo, para contrarrestar ese bullying, entrenó y desarrolló su cuerpo, y con ello, evitó que volvieran a molestarlo(4).
Los sacrificios de Austria y Checoslovaquia fueron totalmente inútiles y -aún peor- en los Juicios de Nuremberg, generales alemanes declararon haber estado listos para derrocar a Hitler en caso que Inglaterra y Francia hubieran atacado a Alemania después de la invasión a Checoslovaquia (la denominada Crisis de los Sudetes, 1938), lo que hubiera cambiado la historia y ahorrado más de 50 millones de muertos.
En esos años oscuros, en que Francia e Inglaterra pensaron que dándole de comer al lobo este finalmente se saciaría, sólo Churchill sacó la voz, lo cual lo hizo ser ridiculizado y acusado de warmonger(5) . Fuera del poder, sólo pudo hacerse oír través de sus artículos, publicados en diarios alrededor del mundo, llamando a despertar frente al horror inexorable que se cernía sobre el mundo.
Es difícil concebir que fue un hombre, quien además debía trabajar escribiendo gigantescos volúmenes de historia para poder sustentar sus gastos, el que se opuso a Hitler y quien finalmente, replicando la hazaña de su antepasado el Duque de Marlborough (de quien era descendiente y admirador), asumió la defensa de Inglaterra y la llevó a la victoria.
Quisiera terminar esta columna con un consejo que nos da Winston a través del tiempo: "Podemos fracasar una y otra vez, pero si no nos rendimos jamás seremos derrotados".
(1) "Hero of Empire, the Boer War, a Daring Escape and the Making of Winston Churchill", Candice Millard
(2) Sus Memorias tituladas "La Segunda Guerra Mundial", le significó ser merecedor del Premio Nobel de Literatura en 1953
(3) Sugiero ver la serie de Amazon "The Man in the High Castle"
(4) Sugiero ver serie de Netflix: "Cobra Kai," la cual relata las vicisitudes de las víctimas de bullying y forma de contrarrestarla, entre otros asuntos
(5) Un instigador de la guerra
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