La entrevista a la galardonada periodista internacional Clarissa Ward, única reportera internacional que ha conseguido entrar a Gaza (aunque sea por un par de horas), revela la importancia crítica de este oficio, especialmente en tiempos de guerra.
La misión del periodismo no es solo informarnos hechos con la mayor objetividad y contexto, además debe mostrarnos quiénes son las personas afectadas. De lo contrario terminamos con la horrorosa situación de deshumanización que se ve hoy en Gaza.
Tras el ataque de Hamas del 7 de octubre, el kibutz donde se perpetró el asalto se ha convertido en una especie de exposición, la cual ha sido visitada por reporteros de todo el globo, líderes internacionales y grandes empresarios. Incluso la alcaldesa de Colina, Isabel Valenzuela, estuvo hace unos días en Israel visitando la zona.
Esto permite que el mundo conozca los rostros de las víctimas israelíes, sus historias, sus sueños, su humanidad. Sin embargo, no ocurre lo mismo con los habitantes de la franja. La prohibición total por parte de Israel para la entrada de periodistas internacionales a Gaza ha hecho que los miles de palestinos, víctimas de una masacre sin precedentes en el siglo XXI, se hayan convertido en meros números.
Ward lo resume de la siguiente manera: "Después del 7 de octubre, pude ir a Israel y sentarme con personas que habían perdido a sus seres queridos (...) pude hacer que su pérdida fuera real para la gente. Ahora no puedo hacer eso sin acceso a Gaza. No puedo humanizarlo. No puedo hacer real algo tan difícil de entender para la mayoría, a medio mundo de distancia".
El mundo sabe lo que ocurre en Gaza gracias a los periodistas palestinos que ya estaban en terreno. A la fecha, se sabe que 123 reporteros han sido asesinados, algunos víctimas de los bombardeos israelíes; y otros por ataques de drones dirigidos.
No bastando con eso, Israel ha hecho una campaña para deslegitimar a estos profesionales, anunciando que son parte del equipo de comunicaciones de Hamas, nada más alejado de la realidad, pero tremendamente efectivo como propaganda.
A pesar de las múltiples solicitudes de periodistas para entrar a Gaza, Israel se ha negado rotundamente alegando razones de seguridad, pero lo que busca proteger es su narrativa del "derecho a defensa". Si la credibilidad de ese discurso ha caído en picada gracias a lo que los palestinos nos han mostrado a través de redes sociales, con la presencia de reporteros internacionales, esconder sus crímenes de guerra sería imposible.
Por lo mismo, es clave seguir presionando para permitir el ingreso de profesionales a la Franja de Gaza. El mundo tiene el derecho de conocer la verdad.
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