Gaza y el Holocausto

La ONU estableció el 29 de noviembre como el "Día de solidaridad con el pueblo palestino", ya que en esa fecha, en 1947, ese mismo organismo emitió la Resolución 181, que significó la partición de Palestina y, con ella, el desastre para su pueblo, cuyas consecuencias se arrastran hasta hoy. Es un claro mea culpa por una decisión que jamás debería haber sido adoptada. Por este motivo, el sábado 30 de noviembre se realizó una nueva y multitudinaria manifestación en el centro de Santiago, en apoyo al pueblo palestino.

Porque -probablemente- jamás en la historia moderna se ha registrado un genocidio tan cruel, tan inhumano y con tanto desprecio por la vida de niños, mujeres y civiles inocentes, como en el que Israel está perpetrando en la Franja de Gaza. Desde hace más de 420 días se ha bombardeado diariamente a una población civil indefensa, a la cual además, se ha obligado a desplazarse, una y otra vez, hacia "zonas seguras" que posteriormente también son bombardeadas.

Todo esto tiene lugar en un territorio de tan sólo 350 kilómetros cuadrados, uno de los más densamente poblados del mundo, el cual desde 2007, debido al permanente bloqueo israelí, se ha convertido en el campo de concentración más grande de la historia. Son 2 millones 300 mil habitantes que no tienen donde huir, pues la mayor parte de los límites de la franja los controla Israel, y en el sector que limita con Egipto, este país no permite la salida de los palestinos.

Otra particularidad de este genocidio es que desde el primer día ha sido documentado en directo por periodistas y civiles desde el interior del territorio. Por este motivo, se ha constituido en la primera masacre sistemática de la cual el mundo puede informarse en directo. Debe consignarse eso sí, que la captura de dicha información ha costado la vida de más de 150 periodistas.

Pese a toda esta evidencia, ninguna de las potencias que podrían ponerle fin a esta matanza ha tenido la voluntad de hacerlo. La razón es que Estados Unidos y países europeas son coautores de este genocidio, ya que sin su permanente provisión de armas a Israel, dicho Estado no podría continuar ejecutando estos crímenes. Por lo expuesto en el párrafo anterior, las citadas potencias no pueden argumentar que desconocen lo que ocurre en Gaza. Pese a todo, su compromiso político con Israel es mucho más fuerte que cualquier consideración humanitaria.

Por otra parte, en los últimos 80 años Israel y las potencias occidentales han hecho de la difusión del Holocausto judío, una especie de cruzada moral a nivel mundial, que incluye la mantención de numerosos museos en todo el orbe. Incluso, en algunos países europeos se prohíbe investigar sobre él. Y el propósito declarado para tal difusión es impedir la ocurrencia de hechos similares en el futuro.

Otro propósito, no tan noble, ha sido el de allegar recursos financieros para Israel y las organizaciones sionistas de todo el mundo. El libro "La Industria del Holocausto", del catedrático judío norteamericano Norman Finkelstein, pone al descubierto -a través de un trabajo bien documentado- cómo el sionismo ha lucrado exitosamente durante 80 años, con el recuerdo de las víctimas. Y conste que parientes de Finkelstein pasaron por los campos de concentración alemanes.

Todo lo anterior pone de manifiesto la extrema hipocresía de quienes rasgan vestiduras por las citadas víctimas, al mismo tiempo que son capaces de perpetrar y justificar un genocidio como el de Gaza, cuyos niveles de crueldad y ensañamiento, superan con largueza a los registrados durante el Holocausto. Durante éste, jamás se vio morir a miles de niños y mujeres y ancianos destrozados por las bombas.

Ante la horrorosa mortandad y destrucción en Gaza, en que un pueblo indefenso se encuentra a merced del ejército más poderoso de Medio Oriente, lo realista pareciera ser resignarse a la desaparición del pueblo palestino y a la pérdida de su tierra. Sin embargo, si algo aprendimos de nuestros padres y abuelos nacidos en Palestina, fue el respeto reverencial por "el blad", la tierra, SU tierra. ¡Con qué unción pronunciaban dicha palabra!

Es por eso que hoy reafirmamos nuestro propósito de continuar sin pausa en la defensa de la causa palestina. Y a través de las imágenes que nos llegan desde Gaza, contemplamos a un pueblo que frente a una muerte que puede ser inminente, aún es capaz de orar, bailar, cantar, celebrar la vida. Y es así, porque los palestinos saben que si mueren, lo harán en SU tierra y conservando su dignidad.

Finalmente, ha quedado desvelado, más allá de cualquier duda, que el pretendido "nunca más" respecto del Holocausto sólo es válido respecto de los judíos. Por eso, un pueblo como el palestino puede ser masacrado a la luz del día y sin cargo de conciencia para quienes dirigen el Estado de Israel y el mundo occidental.

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