Algunas editoriales del mundo occidental han manifestado satisfacción por el anuncio del reciente acuerdo bilateral entre Emiratos Árabes Unidos e Israel, ya que, en tiempos de un notable aumento entre las tensiones a nivel global con Estados Unidos como protagonista, ha resultado toda una noticia que el Presidente Trump tenga la capacidad de presentar algún nivel de acuerdo que no signifique mayor descomposición de la estabilidad mundial.
En efecto, la apuesta por la anarquía del Presidente Trump se expresa en el constante empeoramiento de las relaciones de Estados Unidos y China- Rusia; las de la Casa Blanca con Teherán, el retiro de su país de UNESCO y la amenaza de hacerlo en la OMS, sumado al término de los acuerdos de no proliferación de armas nucleares, y tantos otros focos de conflicto internacional que Donald Trump está heredando a una futura administración.
Sin embargo, en el acuerdo entre Israel y Emiratos Árabes Unidos pareciera que la moneda de cambio es Palestina, es decir, se firma un marco de entendimiento que viene a romper la propuesta de la Liga Árabe respecto a avanzar en una paz regional duradera a cambio de que Israel entregue las condiciones para el surgimiento del Estado Palestino.
Es decir, reconozca las fronteras de 1967. Esta es la razón principal del rechazo de las demás cancillerías árabes a este entendimiento condicionado por Estados Unidos.
En los hechos, la administración Trump ha realizado todos los esfuerzos por terminar con el derecho internacional que establece el marco jurídico para la autodeterminación de los palestinos, es decir, primeramente sostuvo que los asentamientos ilegales de colonos judíos no son contrarios al derecho internacional; posteriormente reconoció a Jerusalén como capital de Israel desconociendo las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; luego presentó el “Acuerdo del Siglo” sin consultar a los palestinos, intentando desplazar forzadamente a los palestinos fuera de sus territorios ancestrales y desconociendo toda la legalidad internacional.
Todo esto en menos de cuatro años. Por último, cabe soslayar que también apoyó el plan de anexión de Netanyahu sobre Cisjordania, el cual en voz del propio Primer Ministro israelí no se cancelará apropósito del acuerdo con Emiratos Árabes Unidos.
En conclusión, el avance gradual en la normalización de las relaciones diplomáticas de Israel con el vecindario tiene como causa eficiente la presión de la Casa Blanca para que, a cambio de prebendas en el ámbito comercial, financiero y militar, estén dispuesto a olvidar el devenir de los palestinos.
Hasta el momento Egipto (1972), Jordania (1994) y Emiratos Árabes Unidos (2020) han decidido normalizar las relaciones con Israel, mientras que éste sigue avanzando sin ninguna sanción de parte de la comunidad internacional por la limpieza étnica y anexión del territorio palestino.
¿Cuándo se acabó el régimen internacional? O ¿desde cuándo se legitimó la cultura de la impunidad?
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