El estudio sobre “Reinserción, desistimiento y reincidencia en mujeres privadas de libertad en Chile” recientemente presentado por Fundación San Carlos de Maipo, Fundación Colunga y por el Centro de Justicia y Sociedad del Instituto de Sociología de la Universidad Católica, pone el foco en el proceso de inserción social que vive la población femenina que ha estado privada de libertad.
Según el estudio el 47% de las mujeres entrevistadas declara haber vuelto a delinquir en algún minuto durante los 12 meses en libertad. Estas lamentables cifras evidencian que, pese a los esfuerzos de Gendarmería, es poco lo que hemos avanzado en tener una oferta programática de calidad y con evidencia para la rehabilitación al interior de la cárcel y de inclusión hacia afuera.
El 2015 junto a Paz Ciudadana, dimos a conocer el primer estudio sobre Exclusión Social, entrevistando a más de 2.000 internos de 9 penales, dejando en evidencia una realidad innegable. No podemos hablar de reinserción, si la inserción social nunca ha sido una realidad para este segmento.
Sin embargo, la realidad que viven las mujeres una vez egresadas de los recintos carcelarios, da cuenta de una realidad aún más cruda. No existe sólo exclusión social, sino que tampoco existen redes de apoyo que permitan lograr una inserción efectiva.
A la complejidad propia de los altos niveles de vulnerabilidad de las mujeres jefas de hogar, se suma cargar con el historial de su paso por la cárcel como también la rotulación social y la reinserción en territorios donde siguen operando las redes delictivas que estuvieron en la base de aquello que las llevó a delinquir.
Por lo mismo es necesario que tengamos una mirada comprensiva como comunidad, requiere que entendamos lo importante del esfuerzo de rehabilitar a una mujer con herramientas sólidas, pues detrás de ella hay niños que reconocerán en su mamá la posibilidad de cambiar y quebrar el destino inexorable que la delincuencia pretende instalar.
Entendiendo esta cruda realidad, la Fundación San Carlos de Maipo cuenta con el modelo de reinserción pos penitenciario llamado Redes de Apoyo para la Integración Femenina (R.A.I.F.), donde se ha observado que para que el empleo sea sustentable y permanente, es importante previamente desarrollar mecanismos de reunificación familiar.
El reconocerse como ciudadana de derechos y mejorar su percepción de eficacia, el apoyo en salud mental, etc.
Impulsar modelos de reinserción pos penitenciaria de manera diferenciada para este conjunto de la población penal es necesario desde la estrategia de seguridad como también del reconocimiento más profundo de la dignidad de las personas que viven realidades distintas y requieren de una oferta que se haga cargo de ello.
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