La crisis climática en los últimos años nos ha comenzado a mostrar su peor cara, eventos extremos e intensificados se hacen patentes, a su vez actividades económicas que utilizan el agua de forma intensiva tienen por efecto que el agua se encuentre en estado de escasez, lo que implica comenzar a mirar este vital elemento de forma estratégica en la búsqueda de soluciones y hacernos cargo de los complejos escenarios que se presentarán los próximos años.
Si bien el presente año ha estado marcado por contar con más lluvias y recuperar los niveles en algunos de los embalses de la zona central, no es motivo para sentirse seguro, ya que el aumento de las lluvias se debió a la llegada del fenómeno del niño que combinado con la crisis climática se vio intensificado, lo que es circunstancial y que podría ser una situación pasajera. Se suma a lo anterior la poca nieve acumulada, en función a que las lluvias se han dado en una isoterma 0 a mayor altura.
Por lo descrito anteriormente, es necesario generar medidas que nos permitan administrar el agua de forma eficiente y creativa, y contemplando medidas que no intensifiquen la crisis ecológica. Por ello, el proyecto de ley despachado, que modifica la ley N° 21.075 que regula la recolección, reutilización y disposición de aguas grises para fomentar la reutilización de ésta en la agricultura (boletín 15765-12), aporta en la medida que permite utilizar estas aguas en el sector silvoagropecuario, lo que incluye el riego de cultivos agrícolas, salvo los prohibidos en el artículo 9 de la citada ley, donde se encuentra por ejemplo "el agua para consumo humano y en general servicios de provisión de agua potable, así como riego de frutas y hortalizas que crecen a ras de suelo y suelen ser consumidas crudas por las personas, o que sirvan de alimento a animales que pueden transmitir afecciones a la salud humana". En consecuencia, no se puede utilizar en alimentos que comprometan la salud de las personas y animales.
A su vez, el artículo agregado que modifica la ley permite el riego de especies arbóreas o arbustivas frutales, cereales, cultivos industriales, viveros, cultivos de plantas leñosas, cultivos ornamentales, cultivos de flores, praderas o empastadas y producción de semillas. Si bien es un avance integrar la reutilización del agua en dicho sector productivo, el proyecto resulta insuficiente, ya que éste modifica una ley vigente que no cuenta con reglamento para que se empiece a ejecutar.
La ley 21.075, recientemente modificada, es clave si queremos profundizar en la recolección y reutilización de las aguas grises. Si esta medida, que fue publicada el 15 de febrero de 2018, hubiese tenido su reglamento de manera oportuna probablemente se hubiese podido enfrentar la escasez con más herramientas. Por ello es necesario que, con urgencia se dicte dicho reglamento, con el fin de concretar correctamente este paquete de medidas, y que no queden como letra muerta al no tener herramientas normativas que permitan ponerla en marcha.
Finalmente, hacer un llamado al Gobierno para que se implementen con mayor impulso las medidas basadas en la naturaleza, soluciones que se complementan con la ley recientemente despachada, ya que son los propios ecosistemas que nos brindan el respaldo hídrico para el desarrollo de la vida. Por lo tanto, no podemos seguir perdiendo tiempo, dado que la ventana para prepararnos para abordar las crisis está muy próxima a cerrarse.
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