A tu cueva, coipo

Recurro a mi padre, que recurría a su vez a esta sentencia -a tu cueva, coipo- para poner cada cosa en su lugar. Como bien dijo Brodsky en Ex-Ante, los socialistas se han movido tras sus perjúmenes más esenciales en el nicho actualizado de la izquierda, superando sus viejas alianzas con la Democracia Cristiana -sabemos mucho de aquellas que por años conocimos en el Colegio Médico- y también su incursión en el socialismo democrático con sus exsocios del PPD.

El propio Presidente Lagos, si mal no recordamos, militó simultáneamente en ambos partidos en pretéritos tiempos de la Concertación, cuando el socialismo retornado se había renovado. Era el único al que tal facultad le estaba concedida.

El PPD -en el cual nos inscribimos para militar en el paseo Ahumada durante la gesta entre el Sí y el No- a pesar de las tentaciones de militar antes que nada en el gobierno, que es el sitio donde viven los cargos -tentación que el PS no resistió-, mira hoy a sus orígenes y da un giro trascendental hacia la reconstrucción de la centroizquierda, que es el espacio donde otrora lo vimos nacer. Se encuentra hoy, como ha dicho don Pepe Auth, en la alborada de la "tremenda oportunidad de renacer". Pienso que lo que resulte no ha de ser perfecto, pero se parecerá mucho al partido que siempre soñé.

Entonces, digo yo, estando cada coipo en su cueva ahora sí tráiganme la ficha para reinscribirme en el partido al que en su momento renuncié, por lo difícil que se había hecho militar en él con tanto cacique dando vueltas y operando en los pabellones de la castración intelectual. Militar allí fue una experiencia semejante a lo que se ha descrito como Síndrome de Estocolmo, hasta que nos dimos cuenta y huimos.

Ahora bien, puede que esto parezca prematuro, porque sé que la pista no está completamente despejada -baste ver el ruido del caso Maltés-, pero aterrizando en ella la vamos canalizando y vamos sosteniendo el rumbo en la dirección apropiada. Se abre de nuevo la ilusión que tuvimos alguna vez, el espacio para pensar, escribir y materializar nuestras ideas acerca de un mundo nuevo, más moderno y mejor.

Y no nos vamos de aquí sin decir antes una palabra acerca de Natalia, fiel exponente de la rebelión de los subsecretarios que ha descrito Gumucio. Determinada, clara y valiente, muchas gracias por su voluntad. El Partido por la Democracia está con ella. Se han abierto las grandes alamedas.

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