Alejado de las reales urgencias nacionales

Beatriz Hevia

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El 25 de octubre de 2019 fue un día histórico, fuimos testigos de una manifestación masiva, en que los chilenos expresaron de manera fuerte y clara sus mayores pesares, exigían por ejemplo, una mejor atención en salud, mejores pensiones, mejor educación pública. Lamentablemente, el "octubrismo", asociado a la violencia, saqueos, incendios y barricadas, se apropió de esa masiva manifestación y los políticos en lugar de entregar soluciones reales a los problemas, generaron la ilusión de que una nueva Constitución arreglaría todos los males, mientras ellos seguían los hechos desde sus cómodos asientos.

Sin embargo, el 4 de septiembre de este año, 2 años, 10 meses, y 7 días después de aquel 25 de octubre, la ilusión se desvaneció, los chilenos se dieron cuenta que ese órgano, inventado por los políticos, no solucionaba ninguno de sus problemas, por el contrario, se había transformado en un espectáculo vergonzoso, que se había olvidado de los problemas que debía supuestamente solucionar, y más de 8 millones de chilenos rechazaron la propuesta elaborada por la Convención Constitucional.

Un poco más de 50 días han transcurrido desde aquel plebiscito y pareciera que, al igual que en 2019, mucho se comenta, pero poco se habla de soluciones reales y menos de medidas concretas para enfrentar los reales problemas que aquejan a los chilenos.

Y es que el gobierno, con sus coaliciones Apruebo Dignidad y Socialismo Democráticos, son dos almas en permanente conflicto, lo que no les permite avanzar en resolver justamente los temas que tanto preocupan a los chilenos, y en los que el Presidente tiene iniciativa exclusiva. Al mismo tiempo que la "oposición" de Chile Vamos no es capaz de cumplir con su rol, y con el afán de quedar bien "con Dios y con el Diablo" es incapaz de distinguir entre lo importante y los distractores,

Así es como han olvidado o preferido ignorar la tarea que les ha sido encomendada por la ciudadanía de gobernar y dirigir los destinos de la nación, recurriendo nuevamente al ilusionismo, y centrando la discusión en una nueva convención, márgenes, escaños reservados, paridad, plebiscito de entrada, entre otros elementos, ingredientes que ya formaron parte de la receta anterior y bien conocemos todos el resultado.

Lo peor es que ellos no sólo pierden su tiempo, sino que perjudican a quienes dicen representan, los chilenos, y tienen al Congreso paralizado, que en lugar de poder avanzar en los temas trascendentales para hacer los cambios o mejoras que resuelvan las urgencias de los chilenos, deben "rellenar" sus tablas discutiendo proyectos de ley como el que reconoce a los animales como seres sintientes o el que regula el cuidado permanente de las mascotas en el caso de separación de los dueños, algo muy alejado de las reales urgencias nacionales.