Andrés Aylwin Azócar

Sergio Velasco
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Releer el libro testimonial “8 Días de un Relegado “ causa en lo personal una emoción profunda, toda vez que se trata, de  las injustas y arbitrarias medidas tomadas por la dictadura con el denominado “Grupo de los 13 “  todos enviados a las zonas más inhóspitas del Norte Grande .

Andrés fue detenido el 13 de enero de 1978. Cuando lo arrestaron estaba en la oficina número 1311 piso 13 en el edificio Huérfanos 1373, siendo 13 los violentamente arrestados. Una coincidencia numérica que marcaría todo un calvario, para él, su familia  y sus queridos camaradas arrestados.

Fue destinado a la localidad de Guallatiere a 4.800 metros de altura, 280 kilómetros de la ciudad de Arica. A pesar de su estado de salud delicado, no existió piedad alguna, la altura era el arma letal para sus delicados pulmones dañados por las secuelas de sus permanentes neumonías y tuberculosis.

Recordemos que su espíritu quijotesco lo llevó a firmar junto a otros DC, una declaración pública que rechazó el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, cuando algunos de sus camaradas de partido callaban o eran “cómplices pasivos” del quiebre institucional del país.

Abogado de profesión, como su padre, Presidente de la Corte Suprema, y sus hermanos Patricio que asumió la Presidencia de la República al retorno de la democracia  y Tomás  que ocupó el cargo de Contralor General, en su calidad de funcionario de carrera.

Lo conocí como unos de los diputados electos por el cuarto distrito. Representando las comunas campesinas de San Bernardo, Buin y Maipo, Melipilla  y San Antonio. Formó parte de los 82 parlamentarios que la oleada democratacristiana eligió para respaldar el recién electo presidente Eduardo Frei Montalva, (1964-1970) quien llega al poder con su lema “la Revolución en Libertad” realizando profunda transformaciones sociales .

Andrés Aylwin, en la  Cámara de Diputados, junto a Rafael Moreno, vicepresidente  de la CORA, trabajaron, contra viento y marea, para sacar adelante el proyecto de la Reforma Agraria, ley numero 16,640, que le dio dignidad y propiedad al campesinado chileno.

Lideró como  defensor  de los explotados y marginados de los derechos básicos de los trabajadores del campo. La derecha conservadora y latifundista de la época lo marcó para siempre como un diputado peligroso, por su consecuencia política y sus arraigados principios humanistas cristianos.

La dictadura militar de Pinochet se ensaña con los campesinos, aquellos que un día osaron pensar que podían ser personas. La contra reforma  los persiguió y los asesinó. Con la complicidad de los terratenientes que los intentaron sepultar en los Hornos de Lonquén.

Andrés  participa como abogado en el comité Pro- Paz. El dictador ordena  su cierre. El  cardenal Raúl Silva Henríquez, su amigo, crea  entonces   la Vicaría de la Solidaridad, organismo encargado de la defensa a los derechos humanos conculcados y protegidos por agentes del Estado

La irrestricta defensa a los perseguidos, a los detenidos desaparecidos,  a los torturados, le convirtieron en un adalid de la justicia. Merecedor de  innumerables premios, por distintas instituciones nacionales e internacionales.

La Cámara de Diputados lo postuló  como candidato al premio Nobel de la Paz,  su figura crece, su ausencia se siente en la actual coyuntura, su ejemplo de vida es menester destacarlo, sobre todo cuando hay Ministros del actual Gobierno que ponen en duda las sistemáticas violaciones a los derechos humanos en dictadura. Niegan el Museo de la Memoria calificándolo como “una farsa”, la derecha  cómplice jamás aprenderá del horror cometido.

Amigo de Bernardo Leigthon y Anita Fresno, baleados por agentes de la DINA en Roma. Discípulo de Jaime Castillo Velasco, ideólogo de la DC, fiel y leal militante, que renuncia a cualquier cargo merecido, en beneficio de su hermano Patricio. Hoy en su delicado estado de salud, sufre por lo que  pasa en su  casa. La dividida democracia cristiana, y la fuga de sus militantes.

Mariano Puga sj varias veces lo visita en su lecho de enfermo, desde que su mujer Mónica Chiorrini, admirable compañera, madre de sus cuatros hijos, murió, las fuerzas, ya no lo acompañan, su legado “no es la política la que está ausente en el corazón de las masas, sino la forma de hacerla, donde el poder por el  poder, desplaza la lucha consecuente por grandes ideales y valores.”

Fui su compañero al retorno de la democracia en la Cámara de Diputados, me brindó su amistad, sabiduría, y compromiso,  pero por sobre todo me enseñó a servir incondicionalmente a los más necesitados y postergados, de la sociedad chilena.

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