Con inteligencia pura y simple

La explosión de una bomba en una comisaría de Huechuraba resulta tan repudiable como sorprendente. Los actos terroristas muchas veces son empleados para entregar una macabra propaganda a sus hechores. Rara vez se emplea para pasar desapercibidos. 

Los desconocidos son eso, desconocidos. Implícitamente el gobierno actúa como no existieran dudas sobre su procedencia y motivaciones. Pero hay muchas más dudas de las que pudieran aparecer a primera vista. 

La ideología de quienes actúan de esta forma es solo una de las interrogantes. Otras preguntas relevantes tienen que ver con su grado de organización, formalidad y extensión territorial. 

Una de las variantes que debieran preocuparnos más es que estemos ante pocas personas, que fabrican artefactos que aprenden a confeccionarlos usando internet, que actúen ocasionalmente. El problema mayor es que este tipo de actuación puede ser imitado por grupos diversos, con  motivaciones  que aparecen tan fácilmente como desaparecen. 

No sabemos, por tanto, qué pretenden, pero sí sabemos que efecto produce sus acciones. Interrumpe la normal evaluación de los hechos y de los actores políticos. Provocan una emergencia y un alineamiento tras quien está a cargo de la seguridad pública, esto es, del gobierno. 

Unidad ante el terrorismo, siempre. Unidad para saber quiénes son los terroristas, más todavía. Pero, unidad para apoyar lo que sea que el gobierno defina como pertinente frente al terrorismo ¿por qué tendríamos que hacerlo? 

Los bombazos no son argumento, ni a favor ni en contra. Si algo nos tienen que enseñar los que usan la violencia es a hacer un buen uso de la razón. No a perderla en el primer impulso. 

No vamos a empezar nuevamente con la tontería de acusar de antipatriotas a los que no aprueban lo que propongo, cómo lo propongo y hasta donde lo propongo. Hay que actuar con prontitud pero convencidos de que estamos validando una forma correcta y apropiada de proceder. 

Se dice mucho que no contamos en nuestro país con la Inteligencia adecuada para enfrentar el terrorismo, queriendo decir que la organización encargada de prever atentados, identificar terroristas y actuar sobre ellos, deja mucho que desear. Razón de más para actuar en este caso con inteligencia pura y simple. 

Si priorizamos actuar con rapidez, llegaremos más rápidamente a ninguna parte. La actuación en este caso no se improvisa, y requiere un largo periodo de implementación. No podemos equivocarnos en el punto de partida. Menos dar pie para que, desde el Estado, a nombre de la seguridad, se afecte la libertad de todos porque alguien tenga las atribuciones de actuar como si fuera Dios. 

Por evitar un problema podemos crear otro, igual o más letal que el anterior. Antes bien, preguntémonos si los servicios que hoy tenemos para actuar en estos casos lo están haciendo bien. O con plena eficiencia. A lo menos, podemos partir de la base de que siempre es posible mejorar.

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