El plan ético personal de nuestros jóvenes

En los meses precedentes, tuve la posibilidad de debatir con jóvenes de terceros y cuartos medios en distintos lugares de Chile, y he conocido sus certezas y convicciones morales y  escuchado sus diagnósticos sobre los problemas de sus  comunidades.

Ello me ha dado la convicción que los más jóvenes tienen un plan ético personal, y opiniones  claras y precisas para soñar con una sociedad mejor. Esa opinión tiene un valor potencial que el país necesita. Si lo dudan conversen con sus hijos o sus nietos.

La participación de la juventud en los próximos plebiscitos del proceso constituyente, es fundamental si queremos tener a futuro una institucionalidad efectiva y eficaz, que asegure una democracia mejor.

Ellos son los que vivirán el próximo contrato social, por lo cual, tienen derecho a ayudar a construirlo. De allí que la idea de que los mayores de 16 años voten en los próximos plebiscitos, y adquieran el derecho a voto definitivamente, es una apuesta de futuro que no podemos vestirla de ideologismos o temores fundados en las cuentas políticas de cada cual.

El nuevo Chile, redibujado con los aprendizajes y con nuevos consensos, saldrá de un modo decisivo de la convicción y racionalidad de nuestros hijos o nietos, que están lejos de cualquier expresión violenta, pero que han sido parte de los millones que han marchado pacíficamente para protestar contra lo injusto y los errores de las generaciones precedentes.

Es la más audaz apuesta de paz hacia el futuro, y la de mayor sentido común. La argumentación política de los más jóvenes es un acicate para soñar con un país mejor.

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