Ha triunfado la gran mentira. La opción apruebo en el plebiscito del 25 de octubre de 2020 logró canalizar el legitimo descontento producto de años de desamparo social que experimenta y percibe el pueblo chileno a pesar de los avances económicos de Chile que ha ido permitiendo disminuir lentamente las brechas sociales.
El pueblo vio en el voto “apruebo” una opción de cambio de la situación actual. El cambio que la gente espera es un cambio social, mejores oportunidades y más dignidad de las personas y sus comunidades. Este afán de cambio que es diverso lo representa el anhelo de más seguridad entendida integralmente: seguridad social, laboral, seguridad en salud, seguridad ciudadana, entre otras.
El problema yace en que la opción apruebo se basa fundamentalmente en una expectativa falsa.
Esta expectativa es la mentira que los cambios que espera la gente dependen de la constitución.
No se trata de desmerecer las esperanzas de las personas que siempre son bienvenidas, sino que de denunciar el hecho de que la situación social real no depende de una dimensión superestructural que es la constitución, cuyo cambio sólo satisface la vanidad ideológica de la izquierda.
Lamentablemente, nos hemos adentrado en un laberinto nebuloso en el que el riesgo de que las expectativas se frustren y quiebren debido al choque con la realidad concreta, genere una crisis social, moral, política e institucional mucho mayor.
En consecuencia, el gobierno de Piñera, la izquierda y sus remoras serán responsables de haber propuesto una solución política apoyada en la mentira con el peligro de dividir a los chilenos en base a antinomias artificiales.
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