La hoja en blanco

Chile, 1988. “En el país del No, no hay respeto. Ni por sus bienes, ni por su futuro, ni por su seguridad. Cuando usted vote, piense en todo lo que puede perder. Piense en lo más querido, en los suyos”, narraba el locutor de la propaganda a favor de la continuidad del general Pinochet en el gobierno, mientras se apreciaba, bajo una cortina musical escalofriante, una aplanadora arrollando a su paso una serie de objetos, amenazando pasar sobre una niña que estaba más adelante.

Similar situación se dio en otro video, donde se decía, “¿te casarías sin conocer a la novia?” mostrando un maniquí vestido para la ocasión, sin rostro, ilustrando que no convenía abrazar lo desconocido y lo incierto.

Ya han pasado 32 años de esas añejas prácticas de infundir el terror en la población para persuadirlo de votar en un sentido determinado. Pero ¿Esas prácticas serán parte del pasado? Al parecer, no tanto.

Se han visto anuncios, comentarios y videos viralizados por Internet, anunciando que la nueva Constitución será redactada a partir de una “hoja en blanco”. Se lee por estos días, de aquellos adherentes a la opción rechazo, “¿Realmente quiere caer en la trampa, y borrar todo lo que se ha construido, para empezar todo de cero?”.

Pues bien, como a la campaña del terror e incertidumbre se le hace frente con información veraz y fidedigna, veamos qué tan real es este cuestionamiento.

En cuanto a reglas formales, se exigirá el quórum de 2/3 para incluir los nuevos artículos en la futura Constitución Política, evitando así aventuras extremistas de ambos bandos, ya que se espera que la Convención Constitucional recoja la mayor cantidad de sensibilidades políticas que existan hoy en nuestra sociedad, tanto conservadoras como progresistas, y sea fruto de los mejores acuerdos a los que se puedan aspirar.

Por otro lado, conforme al actual artículo 135 agregado a raíz del acuerdo de noviembre pasado, el nuevo texto constitucional que nazca del proceso deberá respetar:

Primero, el carácter de República del Estado, que se traduce, por ejemplo, en que ningún constituyente podrá sugerir establecer un Reinado en nuestro territorio.

Segundo, su régimen democrático, donde nadie podrá sugerir la dictadura o un totalitarismo como régimen de gobierno.

Tercero, las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas. La nueva Constitución deberá respetar la independencia y autonomía de las sentencias del Poder Judicial.

Y cuarto, los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, o sea, expresamente, la nueva Constitución deberá respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y así todos los tratados que han sido ratificados por Chile a través de su historia.

Por lo tanto, ¿Se escribirá la nueva Constitución a partir de una hoja en blanco?, ¿Partirá todo desde cero, como se pregona?

Lo cierto es que Chile tiene una tradición constitucional de más de 200 años, por lo que, incluso las hojas en blanco, tienen contornos y dimensiones.

Y en este caso, los bordes de dicha hoja son cuatro: la República, la Democracia, la independencia de las sentencias del Poder Judicial, y los Tratados Internacionales. Respetando esos 4 contornos de la hoja, se podrá comenzar a escribir la primera Constitución Política nacida desde el legítimo sujeto del poder constituyente, que es el pueblo, mediante los representantes que éste escoja para tan encomiable misión.

Sin temor, sin miedo, en paz y con esperanza en el futuro, debemos dar este paso adelante y ser capaces de tener una Carta Fundamental, por primera vez en la historia, nacida y confeccionada desde la representación popular. Nos lo merecemos.

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