Analizar al PS se ha convertido en el pasatiempo favorito de cientistas políticos, programas de día domingo, dirigentes de otros partidos, columnistas y representantes del gobierno. Todos ellos han demostrado un claro interés por interpretar la posición y el rol que está jugando el Partido Socialista en el marco de su relación con el gobierno.
Sin embargo, las opiniones dominantes en este conjunto de interpretaciones resultan ser también las más simplistas y falaces, además de curiosamente coincidentes. Se acusa al PS de obstruccionista, de tratar de hegemonizar la oposición al gobierno de derechas y también de fugarse o dejarse seducir por el Frente Amplio.
La base para afirmar que el PS es obstruccionista se sitúa en la decisión del partido de no participar en las comisiones extraparlamentarias ideadas por el Presidente, a las que el gobierno, pasando por alto el rol de los partidos políticos, decidió invitar de manera discrecional, o más bien a dedo, a ciertos militantes.
Siempre sostuvimos que el espacio legítimo para discutir los temas propuestos por el Gobierno es el parlamento y no una instancia cuya efectividad aún está lejos de ser comprobada.
Probablemente muchos ya lo han olvidado, pero durante los gobiernos de la presidenta Bachelet, uno de los eslóganes favoritos de la derecha decía “queremos soluciones y no comisiones”. No he vuelto a escuchar tales reclamos. Los que antes renegaban de las comisiones hoy se suman a ellas con entusiasmo.
El PS tiene el deber político de ejercer su rol de oposición porque es parte de una mayoría sustantiva a la que la ciudadanía le entregó una tarea: ser oposición.
Por tanto, con esa legitimidad, vamos a apoyar las medidas y propuestas que nos parezcan razonables para mejorar la calidad de vida de las personas, para optimizar el funcionamiento de las instituciones y para contribuir a superar las desigualdades sociales y económicas que, lamentablemente, existen en Chile. Eso no es obstrucción.
Nuestros entusiastas analistas afirman que el PS quiere hegemonizar al conjunto de la oposición. No es así. Lo que sostenemos es que, siendo el Partido de oposición más importante en el parlamento, no nos queda más que proponer al resto de los Partidos opositores que actuemos coordinadamente.
Hoy el PS preside ambas cámaras como resultado de un acuerdo entre todos los parlamentarios de la centro-izquierda, y no como una imposición. No nos interesa sacar ventajas, pero sí estamos disponibles para proponer caminos de unidad.
En días pasados, un dirigente DC aventuró la idea de que el PS se ha convertido en un vagón de cola del Frente Amplio. Se trata, sin duda, de una declaración de seguro alentada más por la búsqueda de algún titular que por una reflexión racional. Estamos de acuerdo en que este tipo de afirmaciones no contribuye a la idea de construir, con calma y decisión, un entendimiento de largo plazo entre los partidos de la centro-izquierda.
Tampoco han faltado aquellos que desempolvan las viejas críticas a la izquierda y su relación con la economía. “El PS no entiende lo importante que es crecimiento económico y pretende destruir las bases de la economía chilena”, aseguran.
A estas alturas del siglo 21, tales afirmaciones resultan hasta divertidas.
Los socialistas hemos contribuido al desarrollo económico de Chile desde todas las funciones que nos ha tocado cumplir durante los gobiernos de la centro-izquierda.
Resultaría demasiado extenso enumerar los logros económicos impulsados por militantes socialistas durante las gestiones de la concertación y la nueva mayoría. El caso es que, desde el socialismo, nunca hemos perdido de vista que las políticas económicas y el afán de crecimiento no pueden impulsarse a costa de las personas.
Y por eso hemos propiciado acciones y políticas públicas para mitigar las inequidades que produce el modelo económico cuando es dirigido por el neoliberalismo. Somos acérrimos contradictores de esa ideología económica.
Es más, nuestra posición como senadores socialistas sobre el crecimiento económico y la necesidad de establecer vinculaciones público-privadas para fomentar el desarrollo del país está plasmada en documentos públicos que hemos entregado a los últimos dos gobiernos. Nadie puede desconocerlo.
El PS está donde debe de estar. Muy atento a las políticas anti-reformas que Piñera y su gobierno pretende impulsar. No somos obstruccionistas, queremos amplios acuerdos de las fuerzas progresistas sin tratar de imponer nuestros planteamientos y estamos por hacer progresar Chile, con un modelo económico más justo, solidario y humano.
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