Mosquitos

En un país muy antiguo y lejano, cuyo nombre usted puede conocer, legislaban los hombres de dos cabezas aunque con ninguna pensaban. La administración la llevaban las matriarcas. Inesperadamente aparecieron millones de mosquitos que picaban y enfermaban a la gente.

El país vivía de la explotación de una mina de oro y de las siembras del trigo, del maíz, de la papa, los girasoles y del mar. Salir de la casa era un fastidio. La fiebre y la muerte los arrebataba. Los pocos sanadores no daban a vasto. Los legisladores, como no pensaban, agravaban la situación hasta el desespero. Sus desatinadas propuestas sólo empobrecían, burlaban y humillaban a la gente.

Las matriarcas, madres de la vida y conocedoras del corazón humano, decidieron convocar a todos y hacerles una propuesta. Una moneda de oro por familia y productos de la tierra y del mar para 3 meses. El pueblo que aceptó la oferta comprendió su responsabilidad, recibió la promesa y se fue a su casa. Los que no, se infectaron y murieron.

Los sanadores, exhaustos, ya no atendieron. Cada uno decidió su destino, libre y soberano, unos con la sabiduría de su entendimiento, otros siguiendo a los hombres de dos cabezas

Cuando los mosquitos se extinguieron, las matriarcas -en el país que usted ya nominó- no aceptaron más en la sede de las leyes a los ineptos, irresponsables e incapaces de velar por la salud de sus conciudadanos. Nunca nos olvidemos que la imaginación amorosa tiene múltiples posibilidades efectivas y concretas para levantar al pueblo que camina fatigado.

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