El triunfo de Kast es resultado de un lento proceso de reconocimiento y adecuación del electorado chileno. El pueblo de Chile aceptó la violencia como medio de lucha política mediante la aprobación del proceso constituyente y dándole la victoria a un gobierno insurreccional, presidido por Gabriel Boric. La gente dio esa posibilidad a la izquierda, que no supo dar un giro estratégico y siguió en línea de revuelta durante todo el periodo. O sea, no aprendió.
A su vez, el gran triunfo de la derecha -en particular de Kast- es en gran medida fruto del descontento sociopolítico respecto de lo anterior. No es necesariamente un triunfo ideológico de la derecha, si los ganadores creen eso, tienen sus días contados. Lo que sí quiere la nación chilena es hacer valer lo que le dio origen, el "Estado". Lo único que le pide el pueblo de Chile al próximo gobierno es hacer valer el monopolio de la violencia legítima del Estado. Si en un año de gobierno no se percibe aquello, además del eventual desastre del próximo gobierno, pondría en juego todo el sistema de partidos, lo que no sé si sería algo bueno o malo dada la profundidad de maldad que existe en los partidos.
A nivel de las fuerzas, tendencias y partidos, queda demostrado que el centro político busca ser representado. La importante votación del Partido Republicano alimentado por exclientela DC, la votación de Parisi y el PDG, así como el éxito táctico de la DC, reflejan que el pueblo de Chile es razonable. El triunfo táctico de la DC vale durante el conteo de los votos, porque si no saben nuevamente ser esperanza socialcristiana, volverán a caer al abismo.
La izquierda "woke" e insurreccional es la gran derrotada, siendo ultraizquierda pretendió disfrazarse de centroizquierda, pero el pueblo no le creyó. Su gran problema es que ya no tienen proyecto, porque ser órgano de maniobra de la agenda de la alta burguesía capitalista global no les sirvió. Por su parte, el liberalismo socialdemócrata logró renacer, lo que da cuenta de una nueva oportunidad para la moderación.
Lo que está claro es que Chile es un país razonable, ni racional ni pasional, cuando se desequilibra mete la pata. Finalmente, dos puntos: el liberalismo global no descansa en su afán de dominio mundial y no aceptará gobiernos que se nieguen a su agenda luciferina, lo que requiere tener políticos con valentía, no cobardes, dispuestos a morir por la defensa de la soberanía nacional. Además, el futuro gobierno de Kast tendrá fuertes presiones globales debido a la aún guerra híbrida mundial entre la OTAN y Rusia, si es sagaz mantendrá a Chile en la neutralidad internacional y usará la lejanía geográfica como ventaja estratégica, pero debe tener claro que el pueblo palestino es parte del ser nacional chileno, si no asume eso, tendrá malos momentos.
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