Hace 125 años se originó un hecho histórico en las relaciones bilaterales chileno-argentinas. Durante el mes de febrero de 1899, se realizó en Punta Arenas la reunión de los presidentes de Chile, Federico Errázuriz Echaurren y su par trasandino, Julio A. Roca. Ambos se entrevistaron en medio de la grave crisis que se arrastraba entre ambos países.
Es necesario recordar que, al igual que en 1978, en el siglo XIX se produjeron dos graves crisis con Argentina. En 1878, antes de la Guerra del Pacífico, la que se resolvió mediante el Tratado de 1881. La otra fue en 1898, cuando los problemas de límites surgidos del tratado se unieron a una carrera armamentista sin precedentes, lo que generó un clima adverso y muy peligroso para la estabilidad de ambas naciones.
La carrera armamentista es una de las aristas más mencionadas por diversos autores. Para mantener su preponderancia frente al otro, Chile y Argentina comenzaron a comprar lo más moderno en armas para la época, en especial en el área naval, para lo que se dirigieron a Gran Bretaña e Italia respectivamente. En su momento, las flotas de los dos países se encontraban entre las 10 más poderosas del mundo. El hecho de ser países pequeños en comparación con otros de la misma lista (como los europeos), quienes contaban con una población y un mercado más amplio que le entregaba mayores ganancias, además de ser productores de materias primas como el salitre y el trigo, le significaron colocar bajo presión a ambas economías por el sucesivo endeudamiento de estas.
Otro antecedente es que los límites no habían resultado fáciles, en especial en la zona norte con la Puna de Atacama y en el sur con las áreas patagónicas, donde las grandes cuencas generaban ríos que bajaban en ambas vertientes (pacífica y atlántica). Las comisiones mixtas trabajaron sobre todo en la zona sur – austral, mientras que la Puna se sometió a un arbitraje estadounidense, en un caso especialmente enrevesado que incluyó no solo a Chile y Argentina, también a Bolivia en un primer momento (y que es parte de otra historia). Corría entonces 1898 y las posibilidades de guerra aumentaban.
Fue entonces cuando ambos presidentes acordaron viajar al sur y celebrar una entrevista en Punta Arenas el 16 de febrero de 1899, a bordo del Crucero O'Higgins, donde insistieron en sus buenos deseos de mantener la paz. Este hecho significó un precedente en el plano diplomático, pues se preferían los buenos oficios antes del enfrentamiento directo. Aunque esto no marcó el fin de todos los problemas, se consolidó el camino para las resoluciones pacíficas, que en 1902 se desarrollaron por medio de los Pactos de Mayo (limitación de armamento naval), el Tratado de Arbitraje (que estableció a Gran Bretaña como árbitro en caso de cualquier controversia) y el Tratado de Límites (que dividió los grandes lagos patagónicos y los transformó en binacionales).
El Abrazo del Estrecho no es solo un encuentro diplomático más, sino que una entrevista que marcó la relación de ambas naciones en el futuro inmediato en pos del entendimiento pacífico de sus diferencias.
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