Coescrita con Sebastián Sánchez, historiador y doctor (c) en Estudios Americanos
Si hay algo que debe ser reconocido en el jefe de Estado es su regularidad en la política exterior del país, que -sin perjuicio de algunos hierros/innovaciones- ha venido a fortalecerla en cuestiones que serán claves en el siglo XXI. Un ejemplo de ello estaría en la política antártica, que gozando del acompañamiento internacional de la Organización de las Naciones Unidas, reafirmó la importancia del Tratado Antártico del cual Chile es uno de los originarios suscriptores desde el año 1959.
Pero ya había realizado un gesto consistente en esta materia, cuando en junio del año 2023 se desplazó al continente helado con la integralidad de las Fuerzas Armadas, representada en sus comandantes en jefe, visitando y señalando la importancia que tiene este territorio para las aspiraciones nacionales desde la perspectiva de la identidad nacional antártica y tricontinental. Lo realizó, además, en momentos de complejidad política a propósito de un frente de mal tiempo que cubrió parte importante de la zona central del país, implicando desgracias a la población. Tan intensa fue la situación que debió suspender la gira, pero no sin antes, dejar clara la importancia de la misma.
Posteriormente, y siguiendo la apertura de esta opinión, en diciembre del año 2023 acogió al secretario general de la ONU, Antonio Guterrez, en el afán de realizar desde la pretensión chilena antártica un llamado para re-preocupar a la comunidad internacional de la importancia de hacer frente al cambio climático que se abordaría en la COP 28, concretada en Dubai, Emiratos Árabes. Así, hacerlo desde territorio antártico no sólo era estratégico, sino que también un espaldarazo al jefe de Estado chileno desde esta organización global, en el marco de la agenda turquesa internacional y nacional de Chile, en parte coronada con la suscripción del tratado de Escazú, apenas instalado en la primera magistratura, el Presidente Boric.
Hace días, también hizo referencia a la necesidad de visitar otra vez la Antártica en el marco de la formalización del Centro Antártico Internacional (CAI), iniciativa que se gestiona desde el año 2022 con más énfasis (la iniciativa es de larga data) y que tendrá en Punta Arenas su concreción vía proceso de concesión que se gestiona por el Ministerio de Obras Públicas, más la participación del gobierno regional vía recursos que se materializarían desde su presupuesto(1). Este CAI, desde su formulación hasta el ya finalizado diseño, busca potenciar a la ciudad de Punta Arenas, como puerta de entrada a la Antártica, transformando a la región y al país en un referente en el contexto antártico internacional(2) .
Por otra parte, el diputado Gabriel Boric, en el año 2019, en trámite legislativo para avanzar en la aprobación del Estatuto Antártico hizo una clara, intensa y descentralizada reflexión de la necesidad de pensar la Antártica desde la escala global, pasando por la nacional y profundizando en la regional, haciendo eco de la necesidad urgente de concretar el CAI, como una amalgama más de la concientización de la cultura antártica nacional y regional(3), enmarcado ello en la política antártica del Estado chileno. En este sentido, la discusión dada, la instaló como un acto geopolítico necesario y profundo, siendo el Estatuto Antártico la mejor muestra de aquello, reconociendo el avance del gobierno de Sebastián Piñera en tal gestión, iniciada como tal en el gobierno de Michelle Bachelet, durante su segundo mandato.
Así, más otros antecedentes, la vocación antártica del Presidente Gabriel Boric, que dadas sus actuaciones políticas, más su territorialidad magallánica, oceánica(4) y antártica de origen, deberían reforzar la política exterior del Estado chileno en la pretensión de un Estado antártico, oceánico y tri-continental con desafíos centrados en la plataforma continental extendida antártica en una perspectiva de la cooperación con asiento en las realidades sudamericanas-latinoamericanas. Es decir, profundizando un código geopolítico nacional cooperativo-regional antártico, oceánico y tri-continental. Ello, aunque cueste entenderlo, para el caso de Chile, se lograría más asertivamente con una más intensa política de descentralización política, en cuanto apalancamiento geopolítico identitario regional, es decir, una cultura política antártica regional magallánica (con proyección nacional). Donde esta región se posicione como una puerta de entrada al continente helado, como lo ratifican proyectos como el CAI y, por lo tanto, como un territorio geoestratégico para los intereses oceánicos y antárticos de Chile.
(1) "Misión Polo Sur": Boric anuncia viaje a la Antártica para enero en medio de arremetida de Milei
(2) Centro Antártico Internacional
(3) Alocución del diputado Gabriel Boric en la Cámara de Diputadas y Diputados del año 2019
(4) ¿El Presidente Gabriel Boric y el océano de fondo?
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