Cuando se habla de la Antártica se menciona la presencia chilena en cada una de las bases existentes en esta zona. Sin embargo, esta situación era muy diferente décadas atrás, cuando las condiciones tecnológicas impedían el libre desplazamiento entre puntos del continente americano y el antártico. Un viaje a esas lejanas latitudes constituía un esfuerzo mayor de los involucrados para conseguir llegar a ellas.
En un mundo cada vez más interesado en esas regiones y tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, las potencias buscaban el último lugar del mundo para instalarse de manera definitiva. Por ese motivo, Chile se vio en la necesidad de concretar un acto mayor al realizado en 1947, cuando se instaló la base Soberanía de la Armada. El Ejército fue la siguiente rama de la Defensa Nacional en la búsqueda del mismo objetivo.
Con un viaje especial realizado por el presidente de la República Gabriel González Videla, acompañado de su esposa Rosa Markmann e hijas, además del general Ramón Cañas Montalva (impulsor del interés geopolítico en la zona austral-antártica), la comitiva llegó al continente blanco en 1948. El 18 de febrero de ese año fue el día de la fundación de una nueva base, bautizada con el nombre del Libertador Bernardo O'Higgins.
Una acción de ese tipo requirió un esfuerzo mancomunado debido a las dificultades que acarreaba un viaje en esa época, pero fue el impulso para defender los derechos chilenos que se encontraban establecidos mediante el decreto 1747 de 1940, que definió los límites del Territorio Antártico Chileno.
Desde entonces, la Base O'Higgins se encuentra en funcionamiento, aportando en diferentes etapas de la vida nacional. Apoyando a la ciencia (como el Año Geofísico Internacional de 1957-1958), como muestra de soberanía real (que garantizó la inclusión de Chile entre los 12 firmantes del Tratado Antártico en 1959) y también demostrando una presencia efectiva en una zona lejana, aunque no desconectada, que conforma hasta la actualidad el Chile austral-antártico.
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