Uno de los aspectos que ha dominado la preocupación de los efectos de la pandemia en los últimos días ha sido la salud mental de niños y adolescentes, en particular pues se han observado incrementos significativos en intentos de suicidio, depresión y ansiedad.
Diversos estudios han relacionado el aumento de algunas de estas patologías al consumo problemático de alcohol y otras drogas. Hace algunas semanas, Senda dio a conocer las dos primeras alertas emitidas por el Sistema de Alerta Temprana de Drogas (SAT Drogas): dos sustancias nuevas en Chile y altamente riesgosas para la salud de las personas. En efecto, el dispositivo, que es uno de los pilares de la estrategia contra las drogas para el período 2021-2030, implica una red articulada e intersectorial, liderada por el Senda a través del Observatorio de Drogas.
Éste permite identificar precozmente eventos que supongan amenazas para la salud pública en el ámbito de Nuevas Sustancias Psicoactivas (NSP) o de drogas emergentes (FDE). La comunidad debe tener acceso a esta información y es importante la articulación de éste y otros instrumentos que faciliten su difusión integrados como insumos al trabajo que hacen vecinos en torno a modelos como "Elige Vivir sin Drogas" o el "Sistema Comunidades que se cuidan", implementado por Fundación San Carlos de Maipo y la Universidad de Washington desde el 2014 en Chile, cuya finalidad es prevenir el desarrollo de conductas problemáticas en niños y adolescentes.
La velocidad de penetración de nuevas sustancias de bajo costo y mayor poder adictivo puede causar estragos en un corto tiempo, de allí que es clave disponer de información oportuna. La primera de las sustancias reportadas fue la droga sintética 5-MeO-DMT, conocida comercialmente como "Molécula de Dios" y "de alto poder alucinógeno y adictivo que tiene serio riesgo cardiovascular y es potencialmente mortal". En 2019 se detectó un laboratorio en Antofagasta que elaboraba esta familia de componentes, lo que demuestra que existe una alta probabilidad de integración local de la cadena productiva, generando mayor velocidad en el desarrollo comercial por la cercanía de consumo.
La segunda alerta reportada correspondió a Fentanilo, que es un fuerte analgésico sintético, similar a la morfina o heroína, decenas de veces más potente y que fue decomisado por la PDI en Puente Alto. Esta droga ha tenido un progresivo aumento en el número y volumen de incautaciones en el mundo, elevando la mortalidad global en lo que se ha llamado la "Epidemia de los Opioides Sintéticos".
En nuestro país los consumidores de drogas sintéticas, de acuerdo a la Encuesta Nacional en Población General 2018 (Senda) alcanzan a 158.796 personas. El potencial adictivo y la integración comercial próxima al consumo, como la producción en laboratorios locales, son factores de riesgo que hacen estimar una alta posibilidad de crecimiento durante los próximos años. Asimismo, la importación de drogas sintéticas, de bajo costo, imprime un desafío importante a su control y detección, así como a las capacidades de la salud pública para ofrecer tratamientos efectivos, dado el desconocimiento de la composición efectiva de las drogas consumidas.
Es muy importante el rol que cumplimos desde la sociedad civil para utilizar los datos proporcionados por el SAT de Drogas, promover las alertas y contribuir a aumentar la percepción de riesgo, en especial como factor protector de la Infancia y la juventud, donde padres y cuidadores debemos ser activos en la comunicación y prevención en los ámbitos de la familia, la escuela y la comunidad.
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