Revalorarse a través de una cirugía que ayude a mejorar la autoestima de las personas. Eso es lo que buscan las intervenciones estéticas que tienen como principal objetivo cambiar una parte de nosotros con lo cual sencillamente no estamos contentos.
Son muchas las opciones que existen para abordar una cirugía estética. Pero resulta fundamental el tener primero a un paciente informado respecto de las posibilidades que existen con el procedimiento y las expectativas que tiene de sus resultados y, por otra parte, la necesidad de contar con un profesional que tenga las competencias y el reconocimiento para dar seguridad de que la intervención contará con los mayores estándares de seguridad.
Este último elemento no es banal. De vez en cuando en las noticias nos enteramos que por conseguir procedimientos estéticos de menor costo económico, muchas veces los resultados están lejos de alcanzar los estándares de calidad comprometidos. E incluso se conoce de casos con desenlaces fatales que dejan una huella de indeleble fatalidad para los familiares de quien pasa a ser una víctima de una mala praxis médica.
Al contrario, la buena práctica profesional permite abordar lo que espera el paciente de la intervención versus los reales resultados que se pueden obtener de la cirugía, siempre salvaguardando y colocando por delante la seguridad de la persona que va a ser sometida a la operación. Un médico no especialista dirá que sí a todo y generará una expectativa que no va a ir acorde a la realidad, por lo que se generará una seguidilla de malentendidos y decepciones.
Por eso es importante acudir con un profesional con reconocimiento, que además lo va a aterrizar en sus expectativas y le va a decir que si lo que desea la persona es algo que se efectivamente se puede lograr.
A esto se debe agregar el acompañamiento en el postoperatorio que requiere el paciente tanto de un equipo médico que haga seguimiento como también por familiares y amigos que se preocupen de su bienestar. Sin estos elementos donde apoyarse, una red que entregue soporte, por más preparación que se tenga el paciente puede terminar asustándose a la espera del control que tiene programado con el médico interviniente. Estas redes entregan un respaldo y también permiten reaccionar en caso de cualquier complicación.
Y si bien una cirugía estética puede terminar con un elemento que no nos gusta de nuestro cuerpo, es necesario modificar los hábitos para mantener los cambios logrados con la intervención. En el fondo, la cirugía es una fotografía de un momento, no es para siempre y que el cambio permanezca requiere de incorporar una rutina de ejercicios, una buena alimentación y otros elementos que son esenciales.
El cambio puede ayudarnos a incrementar nuestra autoestima. Mantenerlo depende de cada uno.
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