A las puertas de 2022, en momentos en que se comienza a escribir la ruta de un nuevo gobierno, los controladores de tránsito aéreo de Chile nos preparamos para iniciar un nuevo ciclo, que nos permitirá salir del estancamiento al que nos sometió la pandemia en los últimos dos años. Una nueva etapa en la que retomaremos con fuerza y cohesión los temas que voluntariamente postergamos como gremio en el 2020.
Confiamos en que las nuevas autoridades asumirán, con la importancia y celeridad que se requiere, nuestras demandas y entregarán las respuestas dilatadas de administraciones anteriores que, de una u otra forma, han desmotivado e inquietado a los más de 400 controladores de Tránsito Aéreo de Chile, que año tras año ven como se aplaza la anhelada respuesta a sus problemas.
¿En qué centraremos nuestra energía colectiva en los próximos meses?
1. La promulgación del proyecto de ley que hemos trabajado desde hace más de cinco años en conjunto con los dos últimos gobiernos, para reducir nuestra jornada laboral hasta las 32 horas semanales y que crea, para ello, un reglamento de categorización de dependencias. La seguridad que entregamos con nuestro ejercicio profesional no debe continuar bajo la amenaza de jornadas de 12 horas, en una actividad considerada de alto estrés y responsabilidad sobre las vidas de quienes confían en nosotros cada vez que suben a una aeronave.
Hoy seguimos sometidos a horas de trabajo, extensas y extenuantes, 8 a 12 horas seguidas, las 24 horas del día y los 365 días del año, con acumulación de fatiga y cansancio físico e intelectual.
2. Solución al daño previsional con la imponibilidad sobre el 100% de las remuneraciones de los controladores de Tránsito Aéreo. Los profesionales aeronáuticos desde hace casi 30 años han tenido que aceptar que se les imponga sólo por el 60% de sus sueldos, con un daño permanente en sus fondos.
Esto tiene impacto directo en la edad de jubilación, la que es dilatada por los controladores para evitar enfrentarse a esta enorme merma en sus ingresos: Chile es uno de los países con controladores aéreos que se retiran a mayor edad. Esto también es un factor de riesgo en la seguridad del sistema. Mientras en Chile el retiro de un controlador coincide con la edad nacional de jubilación (65 años), en México por ejemplo se retiran a los 52 años (edad nacional de jubilación a los 65), en Japón a los 60 (edad de jubilación a los 65 años), mientras en Estados Unidos, Canadá y Australia a los 50 (edad de jubilación a 65 años).
3. Creación del Departamento de Navegación Aérea. La DGAC está dirigida por un general de aviación y depende del comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile. Esta organización cumple funciones de normador, fiscalizador y prestador de servicios. Comparativamente con los países de la OCDE, Chile es el único país que mantiene esa estructura que data del año 1968. Desde el año 2015 hemos relevado como colegio la importancia de contar con una estructura organizacional que tome el espectro CNS-ATM.
En enero del 2020, el director general de Aeronáutica Civil nos mostró una propuesta que contempla la creación de un Departamento de Navegación Aérea. Esperamos que se avance en su materialización.
4. Junto a estos tres grandes temas, seguiremos trabajando para alcanzar el comprometido aumento de la planta de profesionales con una ampliación de grados en relación con las plazas en las distintas unidades y la función que se desempeña en el ejercicio de la profesión; un adecuado enfoque en materia de enfermedades profesionales, carrera funcionaria, concursos, etc.
Esperamos que el gobierno que presidirá Gabriel Boric, en medio de los desafíos que debe asumir, trabaje también para dar respuesta y solución a las demandas que se vienen arrastrando por tantos años.
Hemos sido pacientes, dialogantes y conscientes. Hemos pospuesto nuestras legítimas demandas para apoyar las necesidades país, frente a una pandemia que requería redirigir recursos y esfuerzos. Pero, ya es tiempo de retomar el camino justo y alcanzar las soluciones por tanto tiempo dilatadas, que afectan a cientos de controladores de Tránsito Aéreo de nuestro país, y que seguirán afectando a las nuevas generaciones profesionales, si no se resuelven.
La situación que enfrentamos no solo afecta a nuestro gremio, es transversal a todos porque tras nuestra demanda subyace la seguridad de las operaciones aéreas que nos requieren sin fatiga, alertas, atentos y en condiciones laborales que nos permitan seguir entregando los altos estándares que nos distinguen en el escenario internacional.
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