Cecilia la Incomparable y Marc Augé: ¿Qué tiene en común?

Marcela Romero Jeldres

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Las partidas de nuestra incomparable Cecilia y también del reconocido antropólogo y sociólogo francés Marc Augé serán consideradas como los vacíos insuperables de 2023, tanto en el arte y la música latinoamericanos como en la filosofía contemporánea. A primera vista, puede parecer que ambos no tienen ninguna relación, pero al profundizar, descubrimos que comparten una conexión sorprendente. ¿Qué tienen en común estos dos personajes aparentemente tan diferentes?

En primer lugar, tanto Marc Augé como Cecilia exploraron el concepto de los "no-lugares" en sus respectivos campos de estudio y arte. Augé acuñó este término para referirse a espacios impersonales y homogéneos, como las estaciones de trenes o los centros comerciales, que carecen de identidad y memoria y donde las personas solo pasan temporalmente sin establecer vínculos o experiencias significativas. Por su parte, Cecilia también analizó en sus canciones la falta de identidad y pertenencia en algunos lugares. Su tema emblemático "Dilo calladito" habla de la incomunicación y soledad que se experimenta en ciertos espacios urbanos, resonando así con la idea de los no-lugares propuesta por Augé.

Ambos lograron llevar a cabo su mensaje más allá de sus propias fronteras, convirtiéndose en voces destacadas en un contexto global. Augé como pionero en la antropología del presente, desafiando las convenciones establecidas en su disciplina y abriendo nuevas perspectivas de análisis, cuestionando la forma en que interactuamos y nos relacionamos con el entorno urbano. De manera similar, Cecilia se convierte en un icono de la música chilena, gracias a su estilo único y su valentía para experimentar con diferentes géneros musicales. Siendo una de las primeras cantantes chilenas en incorporar temas sociales y políticos en sus letras.

Indisciplinados en su campo, rompieron con los esquemas tradicionales de pensamiento y se rebelaron contra lo establecido atreviéndose a romper paradigmas. Augé desafió la noción tradicional de lugares como espacios con significado y, en cambio, nos invitó a reflexionar sobre los no-lugares en los que transitamos a diario sin mayor atención. Cecilia, por su parte, desafío las convenciones musicales y se alejó de las expectativas, creando un sonido propio que la distinguió del resto.

Ambos causaron controversia e incomodidad en algunos sectores. Las teorías de Augé sobre los no-lugares pueden resultar amenazantes para aquellos que encuentran seguridad en la idea de lugares con identidad y significado. Del mismo modo, Cecilia se atrevió a cantar "sin firmar un documento", enfrentando las críticas, el rechazo y la discriminación por parte de la industria musical chilena, debido a su estilo audaz y poco convencional. Soportó la falta de reconocimiento y la invisibilización de su música, junto con la exclusión sistemática del sistema patriarcal y machista de la industria musical que la puso al margen convirtiéndola en un "no-lugar" soterrado, que la amenazó por años.

Sin embargo, ambos se mantuvieron firmes en sus convicciones, sin importar las críticas negativas, demostrando que la autenticidad y el talento trascienden las barreras culturales.

Es por ello que en el contexto de un país como Chile, en constante búsqueda de su identidad y luchando contra la amnesia histórica, las figuras de Cecilia y de Marc Augé adquieren un significado especial, al invitarnos a reflexionar sobre el territorio presente y donde la música además puede transportarnos a lugares donde las barreras entre el arte y la vida se desdibujan al abrazar nuestra identidad cultural y reivindicar nuestra diversidad, celebrando aquello que nos hace únicos.

Visto así, me atrevo a señalar que la teoría de Marc Augé puede trascender más allá de los lugares físicos, al adentrarse en el ámbito de la música y la cultura. En tal sentido, nuestra Cecilia hoy se convierte en "un-lugar" en el que convergen la música, la poesía y la memoria, para continuar inspirando a las generaciones futuras.