A mediados de julio la candidatura de Sebastián Piñera propuso erigir un Museo de la Democracia, para destacar el proceso de transición pos dictadura. La idea es abordar este período desde "una visión amplia y transversal" surgida de una comisión de historiadores. Pero tal pretensión es desmentida por los propios impulsores de la iniciativa, en cuyas declaraciones se devela el objetivo de imponer una visión edulcorada de la transición, dejar fuera la lucha por el fin de la dictadura e invisibilizar la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado.
La idea de un museo de la transición autocomplaciente no sería nueva. Magdalena Piñera, hija del candidato, ya la habría gestionado entre 2012 y 2013 con el ex presidente Patricio Aylwin y con representantes de los mandatarios que le sucedieron. Ahora defiende la propuesta de su padre, manifestando que brindará el escenario para recordar a “grandes figuras de la centro derecha, como Ricardo Rivadeneira, Francisco Bulnes, Sergio Onofre Jarpa, Andrés Allamand, Alberto Espina, Fernando Léniz, y tantos otros, como el propio Sebastián Piñera (su padre), quien, como senador y presidente de RN, fue un actor relevante para lograr importantes y trascendentes acuerdos”.
Por su parte el economista Cristián Larroulet, encargado del proyecto, señaló que el Museo de la Democracia pondría en valor un proceso político que considera un ‘orgullo’ para el país. Y Drina Rendic, coordinadora de los Grupos Tantauco, propuso la fusión de la nueva entidad con el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos "como una señal de unión de todos los sectores políticos a través de la cultura".
La propuesta permite varios análisis que hacen cuestionarla, desde su nombre y su fecha de corte histórico, como también desde las intenciones que manifiestan sus impulsores, las cuales parecen indicar que con este museo se buscará difundir una visión acrítica y complaciente de la transición chilena, intentando sofocar en ella la memoria de las víctimas del terrorismo de Estado.
La iniciativa de un “museo de la democracia” o el de los “mil días” de la Unidad Popular, como propuso un ex ministro del gobierno de Piñera, son expresiones de la búsqueda de empates históricos, de relativismo y negacionismo con los cuales las organizaciones y sitios de memoria nos veremos confrontados en diversas oportunidades. En nuestro país, lamentablemente, no existe una normativa que sancione la exaltación de la dictadura y la figura del dictador y tampoco el negacionismo respecto a las graves violaciones a los derechos humanos y el terrorismo de Estado.
De prosperar el museo que propone Piñera, será un nuevo desafío de las organizaciones como nuestra Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi, para fortalecernos y perseverar en el rescate de las memorias y en la educación a las nuevas generaciones en el respeto a los derechos de todas y todos. Esta es nuestra contribución al establecimiento en nuestro país de una cultura de derechos humanos y el anhelado ‘NUNCA MÁS’.
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