Cambiar el IVA para disminuir los costos de la vida

La locura de los cambios tributarios se ha encontrado con el impuesto más regresivo de todos, el Impuestos al Valor Agregado (IVA). Estamos en un momento muy complicado en Chile, donde por un lado la Constituyente plantea desarrollar impuestos territoriales a un estilo de organización de política federal; y por otro lado se plantea la idea de disminuir el IVA de los productos de la canasta básica, eso sumado a que el actual Gobierno tiene una batería de cambios tributarios en otros aspectos.

El problema es que los cambios impositivos terminaran dañando a la economía, pero en especial aumentaran el costo de la vida, además, la disminución de IVA minara los recursos estatales, produciendo un espiral de aumento de otros impuestos.

En general, existen muchas críticas al IVA debido que es un impuesto regresivo, es decir, daña más a las personas con menos recursos. Por otro lado, es un gran recaudador. Existen datos de la OCDE que indican que el IVA entrega cerca del 40% de los ingresos estatales, además, que al ser una tasa fija permite no tener costos adicionales en fiscalizaciones y evita errores, razón por la que a gobiernos de distintos signos políticos les acomoda este tipo de impuesto.

Tener un IVA diferenciado por producto no es una idea nueva, existen muchos países europeos que han desarrollado una política de disminución del IVA, enfocándolos en los productos de primera necesidad, educación y salud, por ejemplo, países como España cobra entre 4% y 5% por IVA a productos alimenticios, aumentando la tasa en otros productos hasta llegar al 21%, especialmente aquellos que contaminan o bien generan enfermedades y por ende un mayor gasto fiscal en salud.

Todo esto se encuentra enfocado en disminuir los costos de la vida de las personas que tienen menos recursos.

En mi opinión, es necesario realizar una rebaja la tasa de IVA, pero siempre que los productos elegidos tengan un componente en la salud, por ejemplo, tenemos las etiquetas que indican los compuestos de alimentos muy dañinos a la salud, los cuales no pueden tener una rebaja del impuesto, pero se debería acotar a una canasta a productos saludables logrando tener una rebaja impositiva, a cambio de una alimentación más saludable o bien de bienes sostenibles y amigables con el medio ambiente.

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