¡El Litio NO!

El litio es el mineral más importante en el futuro de Chile. Con esta declaración queremos llamar la atención y valorizar la importancia del litio en el desarrollo futuro del país.

Cada vez se descubre una mayor aplicación tecnológica a esta sustancia mineral, comenzando por la conocida utilidad y necesidad en la fabricación de baterías de productos y artefactos de las nuevas tecnologías (por ejemplo, celulares y notebooks).

Chile cuenta con una de las mayores reservas de litio del planeta en nuestro ya generoso norte –  en el Salar de Atacama estaría el 40 % de la reserva mundial de litio - y es un producto con una explosiva demanda mundial, pronosticándose un cuello de botella en la oferta del mineral.

Actualmente, nuestro país es el mayor productor y exportador de litio del mundo, teniendo un crecimiento anual de su precio del orden de un 14 %. El año 2009 se exportaron USD 139 millones y el año 2010 USD 207,5 millones, la proyección aún preliminar del año 2011 indicaría una exportación aún mayor.

Nuestro ordenamiento jurídico le otorga al litio una protección constitucional y legal que no la tiene ni siquiera el cobre.

Si bien, ambos minerales se acogen a lo escrito en la Constitución que señala que “el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable e imprescriptible de todas las minas” la diferencia está en la legislación complementaria que determina cuales pueden ser objeto de concesiones.

La Ley Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras – a diferencia del metal rojo – establece que el litio no puede ser objeto de concesiones mineras, inspirado en la naturaleza de insumo de energía nuclear que tiene y su correspondiente utilización en la fisión nuclear, área estratégica para la seguridad nacional de cualquier país.

La ley tenía una excepción, que consistía en mantener las concesiones otorgadas con anterioridad al año 1982. Sería el caso de la Sociedad Chilena del Litio en manos privadas y con contrato vigente hasta el año 2014 y el caso de SQM que posteriormente fue privatizada a un yerno de Pinochet, con contrato vigente hasta el año 2030.

Ambos sistemas de concesiones están limitados, en los plazos, montos de extracción y demás condiciones, a lo ya acordado con el Estado de Chile.

Por lo anterior, los inversionistas privados están exigiendo cambiar el estatuto jurídico del litio para poder explotarlo y comercializarlo.

Dicho cambio pasa por eliminar la expresión “el litio” del artículo tercero de la ley orgánica de concesiones mineras y sacarlo de la categoría de minerales que “no son susceptibles de concesión minera”.

El litio – a diferencia del cobre – no necesita ser renacionalizado, pues el Estado mantiene el control en la exploración y explotación del metal.

La sociedad chilena, cada uno de los ciudadanos del país, los actores sociales y políticos deberíamos exigir el diseño y la implementación de una política pública de investigación, explotación y comercialización de litio por parte del Estado de Chile en su calidad de “potencia mundial del litio” que comience con un claro y explícito NO a cualquier intento privatizador.

Además, el litio adquiere una significación política que implica el rechazo a un modelo privatizador y neoliberal, y un simbolismo de defensa de nuestros otros recursos naturales.

Sin duda, la defensa del litio tiene un fuerte componente ideológico que los “técnicos” de turno intentarán peyorizar.

El llamado es simple y constituye un imperativo moral para con las nuevas generaciones: un gran frente amplio que diga ¡El Litio NO!

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