La comunidad ha quedado sorprendida frente a la conducta de un comandante en jefe que no es capaz de tomar las decisiones que corresponden frente a la muerte de un soldado, el estado grave de otros cuatro, la salud de alrededor de 50 conscriptos y la renuncia de más de 100 al servicio militar. Es un tremendo desastre.
Su actitud parece ser casi indolente. El país solo recibe sus primeras palabras después de 10 días del hecho. En este tiempo no ha conversado con la familia del soldado fallecido Franco Vergara y tampoco con el resto de los afectados. Solo pasada una semana se desplaza a Arica a enfrentar esta grave situación. En su primera conferencia de prensa no es capaz de entregar las condolencias a la familia del soldado y se limita a señalar que relevó del cargo a dos oficiales.
El relevo no significa pedir la renuncia a oficiales responsables de tan descriteriadas y desproporcionadas decisiones. "Es que estamos esperando el sumario y los juicios responderá". Perdón, los hechos son evidentes, detalles más y detalles menos, se constata que además el Ejército ha faltado a la verdad en la información entregada al país. Basta señalar la condición en que llegó el soldado fallecido Cesfam que fue desmentido por su director. También dijeron que habían dado libertad a los soldado para caminar con la ropa que quisieran, los mismos señalaron que eso fue falso ya que se les obligó a ir con ropa liviana. Ahí están las decenas de enfermos a causa del gran enfriamiento. Además, se ha sabido del maltrato y la falta de respeto hacia el soldado fallecido, como han contado sus compañeros.
¿Se necesita más información señor Iturriaga para tomar las decisiones que corresponden? Usted está preparado para actuar en guerra y allí las decisiones son inmediatas. ¿Estos jóvenes no merecen su oportuna dedicación y preocupación?
El Gobierno requiere también una actitud más decidida de su ministra de Defensa que, en mi opinión, no ha estado a la altura de las circunstancias. El Ejército ya vivió el desastre de Antuco y por lo mismo debió aprender de dicha experiencia. Si no lo hizo es doblemente grave para sus altas autoridades.
El afectar la vida de jóvenes que el país les entrega para su instrucción y cuidado y ellos lo devuelven de esta manera, es de mucha gravedad y se requiere de medidas acorde a la situación producida.
La conducta del comandante en jefe es casi despectiva. Ni siquiera es capaz de atesorar el nivel de gravedad de los hechos. Se tomó varios días para ir a terreno y otros más para reaccionar. Las decisiones que ha tomado son una burla para los deudos y los familiares de los conscriptos y ya han pasado más de 10 días de los hechos.
Señor Presidente, un hecho de esta trascendencia merece el mayor repudio y deben asumir su responsabilidad el director del regimiento y su oficialidad, como el comandante en jefe que no ha estado a la altura de su investidura. Por ello, le solicito que pida la renuncia al Señor Iturriaga y se asegure el Gobierno que no volverá a suceder una situación de esta naturaleza por tercera o cuarta vez.
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