Más crecimiento económico y educación implican más desigualdad

En Chile el método científico hipotético-deductivo no se aplica en la vida diaria y menos en política.

Se dice que la desigualdad socio-económica-cultural se supera con crecimiento económico o con más educación. Ambas hipótesis son refutadas por la vida diaria y por la historia.

Chile no ha dejado de crecer económicamente desde su fundación y la desigualdad socioeconómica ha aumentado a la par.

Si los salarios aumentan al doble, el que recibía $200.000 recibirá $400.000 y el que recibía $2.000.000 recibirá $4.000.000, la desigualdad (diferencia salarial) aumentará de $1.800.000 a $3.600.000.

Lo mismo sucede con la educación. La extensión de la educación sin cambiar las matrices ideológicas que la sustentan lleva inexorablemente a aumentar las desigualdades.

En 1973 cerca del 50% terminaba su enseñanza media y sólo un 15% recibía educación pos-media.

Ahora casi todos terminan su enseñanza media (es obligatoria) y un 60% alcanza la educación pos-media y en pocos años 100% la recibirá.

Pero, la desigualdad socio-económica ha aumentado a la par con el aumento de la educación.

La realidad muestra, definitivamente, que en Chile el aumento del PIB o del acceso a la educación aumenta inexorablemente la desigualdad socioeconómica.

El Gobierno, los Parlamentarios y los jóvenes que solicitan educación de calidad, con equidad y en lo posible gratis para todos no consideran lo que la educación es, como proceso de desarrollo integral de la persona, que involucra la incorporación de las matrices éticas, religiosas, ideológicas a la par que el desarrollo de las autonomías intelectual, estética, moral y espiritual.

Toda la sociedad enseña, instruye o induce educación.

La desigualdad socioeconómica-cultural enseña, instruye y educa en la desigualdad.

La instrucción y educación formal en instituciones educacionales es una parte pequeña de la educación que da la sociedad como tal en familias, barrios, comunidades religiosas, agrupaciones políticas, etc. pero, por sobre todo la que da el sistema productivo.

El sistema productivo capitalista enseña la desigualdad en el uso del poder, en la posesión del capital, en ingresos y en el acceso al conocimiento e información para las decisiones críticas de acción social.

Al interior de estas empresas la Democracia es imposible (escuelas de fascismo, excepto por los sindicatos).

Por la Constitución y por las leyes la negociación colectiva en Chile es casi un chiste cruel, el sistema capitalista chileno es más bien un régimen feudal.

El ingreso de los empresarios puede ser 10, 100 o más veces el de los trabajadores.

Hay empresarios que acumulan capitales superiores a los mil millones de dólares (caso de Piñera) cuando muchos trabajadores tienen 0 capital, e incluso capital negativo por las deudas.

En cuanto a la posesión de propiedades la desigualdad no es menor. Hay propietarios de decenas o cientos de miles de hectáreas (caso de Piñera) cuando otros tienen 0 porque son arrendatarios (diferencia que tiende a infinito).

La recolección de los impuestos es asimétrica, es sabido que finalmente todo termina pagado por los pobres o la clase media, porque las grandes empresas o pagan bajos impuestos o tienen formas de recuperar lo que pagan.

Los créditos y los reajustes de deudas son también asimétricos a favor de los ricos. Las empresas de acúmulos de dinero como las AFP, tiendas, Isapres negocian con esos dineros, sin el consentimiento de los contribuyentes (lo que es un robo ético aunque no legal).

El dinero del Estado de Chile (del pueblo de Chile) en gran parte va a parar a manos privadas a través de subvenciones, préstamos y otras figuras, e incluso algunos Gobiernos los han utilizado para recuperar la banca, el comercio y las instituciones privadas en crisis económica.

La educación chilena enseña que todo esto, incluso las expropiaciones y robos legales, es normal y debe ser aceptado porque la desigualdad es de origen divino y no se puede ir en contra de ella.

Mientras no haya un proceso de repartición equitativa de la propiedad, del ingreso, del poder, de la información, de la tenencia de redes sociales seguras, Chile no va a avanzar en equidad.

Una sociedad inicua enseña y educa en la iniquidad (incluye inequidad y desigualdad y las enjuicia como males morales).

Para colmo la sociedad chilena es hipócrita y se presenta como una sociedad que lucha por la equidad cuando hace todo lo contrario o tapa las desigualdades.

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