El choque educativo

Macarena Yancovic Allen

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La escasez de docentes proyectada en nuestro país tiene varias aristas. Por una parte, se encuentra la disminución en los ingresos a carreras de pedagogía, pero por otra, está la deserción docente. Un estudio realizado por el Observatorio Docente del CIAE señala que entre 2015 y 2023 la tasa de deserción del profesorado es de 5%, y además genera preocupación que cerca de 20% se retire en los primeros cinco años de ejercicio profesional (Sacco y Poblete, 2023).

Años atrás circuló el dicho "educamos estudiantes del siglo XXI, con profesores del siglo XX y contenidos del siglo XIX". Si hacemos un zoom a esta frase, podemos ver que existe un avance en el ámbito de los aprendizajes gracias al proceso de actualización curricular impulsado por el Ministerio de Educación. En la actualidad contamos con una mixtura de docentes, en donde si bien muchos de los que ejercen la docencia hoy en día nacieron el siglo pasado, ya han comenzado a ingresar a las aulas aquellos nacidos en este siglo, siendo contemporáneos de sus estudiantes. Entonces, ¿dónde se encuentra la brecha? ¿Qué hace que el profesorado quiera dejar el aula?

El agotamiento emocional, la baja valoración de la profesión y temas salariales son factores que han influido enormemente, pero respecto al profesorado novel que abandona la profesión antes de los cinco años de ejercicio, ¿cuáles serán las posibles causas? Si bien las enunciadas anteriormente influyen, hay un ámbito menos explorado que es importante indagar: el choque que se produce entre el proceso de formación y la inserción laboral.

Las carreras de pedagogía están formando docentes con focos actualizados como, por ejemplo, el uso de metodologías activas y la evaluación auténtica, pero ¿qué pasa cuando ingresan al aula? Muchas veces se encuentran con procesos de enseñanza-aprendizaje que aún están dominados por metodologías de corte tradicional (como clases lectivas), donde prima el uso del libro de texto y la aplicación de evaluaciones descontextualizadas. Si bien hemos avanzado en ciertos ámbitos, es importante que los establecimientos educativos remiren sus prácticas y dialoguen de mejor manera con las facultades de Educación y con los procesos formativos del futuro profesorado.