Chile vive momentos históricos cargados de esperanza, que han logrado incluso traspasar nuestras fronteras. Están la mayoritaria aprobación para elaborar una nueva Constitución, construida a través de la participación de personas electas por votación popular; comienza un nuevo Gobierno, que promete el avance en derechos humanos y transitar con decisión hacia un mejor país; la presencia de parlamentarias y parlamentarios que se asemejan más al Chile real, al que conocemos todos y todas y no solamente a la elite política; y que dentro de esas personas Chile ha elegido a dirigentes sociales y a personas que fueron víctimas de la más cruel represión producto de las manifestaciones populares.
Son evidencias incuestionables de que hoy se comienza a escribir una nueva parte de nuestra historia. Estamos contentas, emocionadas, esperanzadas y comprometidas con esos cambios.
Los derechos sexuales y derechos reproductivos son parte de las deudas que el Estado de Chile ha mantenido por décadas con las personas que habitamos este país. En este aspecto ha sido la incansable lucha de las mujeres, de las organizaciones feministas y de las disidencias sexuales, que no han renunciado a usar todas las posibilidades para seguir demandando estos derechos.
Un ejemplo es el derecho a la Educación Integral de la Sexualidad, y con ello, contar con normativas que permitan acceder a información fiable para decidir sobre la propia sexualidad, acceder a servicios de salud respetuosos con las diferencias y con políticas pertinentes para la población que se atiende; accesos a métodos de protección y medicamentos a precios justos y con la garantía de su eficacia, acceso a decidir sobre la vida reproductiva, a ser madre y/o padre o definitivamente no serlo, son solo algunas de las cuestiones largamente demandadas.
Nos encontramos ad portas que estos derechos se consagren en la propuesta de una nueva Constitución. Reconociendo el trabajo de la gran mayoría de los y las constituyentes hoy estamos más cerca que nunca de lograrlo y reconociendo que ha sido complejo vincular el derecho al placer o a la información como un derecho humano, aun así, estamos cerca ¡y vamos a celebrar!
Vamos a celebrar porque los niños y las niñas tendrán garantizado el acceso a la información basada en evidencia, con gradualidad, con enfoque de derechos humanos, perspectiva de género, transformadora, adecuada a sus etapas de desarrollo, y por supuesto, integral. Porque los y las trabajadoras de la educación y las familias no estarán nunca más solos ni solas en esta tarea, puesto que recibirán el apoyo y la formación suficiente para que estos contenidos formen parte de la tarea de educar.
Vamos a celebrar porque garantizar la Educación Integral de la Sexualidad abre paso también al acceso y disfrute de los derechos sexuales y derechos reproductivos y a una mejor vida para todos y todas.
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