En estos días hemos conocido las primeras imágenes que el telescopio James Webb, que nos ha entregado de lo que se ha denominado "el universo profundo". Por primera vez, la humanidad ha podido mirar imágenes en alta resolución de zonas claves del Espacio. Se trata de una toma vertiginosa, que representa una zona lejana del universo llamada JWST, con nubes de gas y miles o decenas de miles de galaxias que nos llegan del pasado, ya lo que se percibe es el universo de hace 13.000 millones de años, por el tiempo que le tomó a la luz llegar hasta el telescopio.
Se han podido observar estrellas-bebés, que ya no lo son; grupos compactos de galaxias que tampoco están ya en esa etapa, y un planeta extrasolar, cuya composición atmosférica ha sido estudiada por primera vez. Sorprendente.
Este importante avance de la ciencia y tecnología nos invita a reflexionar y encontrar puntos de encuentro con la educación. No tenemos aún ese "telescopio" que nos permita ir acercándonos a los temas profundos de la educación, y por tanto a las necesidades reales de avance de los niños y niñas. Llegamos siempre tarde y cuando nos acercamos a esa generación de infantes "hijos de las estrellas", ya no lo son y posiblemente terminaron su formación escolar, perdiéndose mucho de la oportunidad y la pertinencia de los aprendizajes que se requerían favorecer en la base de su desarrollo.
Cuando observamos qué pasa en el mundo y en nuestro Chile, y vemos a las diferentes generaciones enfrentarse con tanta dificultad en la convivencia, en aceptar la diversidad del "otro" en todos sus aspectos, en ser consecuente con los macro valores que se supone que todos de una forma u otra, nos adscribimos en función al bien común, entre tantos otros aspectos a favorecer para una mejor humanidad. Así detectamos que no solo empleamos medios inadecuados, sino también no actuamos en el momento oportuno para propiciar la educación que ellos requerían en función a vivir en un mundo tremendamente cambiante, desafiante y por tanto, incierto.
¿Y cuáles son esas herramientas? En el caso de la educación, son otros los caminos para llegar a esa formación profunda vinculada con el alma humana, la mayoría de ellos invisibles, pero poderosos. El amor, las emociones positivas unidas a un lenguaje ad hoc, son parte de ellos, unidos a ambientes de paz, serenidad, gozo de las artes y de la naturaleza, es decir, todo ello que haga crecer el espíritu o alma humana, como quiera llamarle.
En estos tiempos tan difíciles, requerimos una educación diferente para el bienestar, que vaya más allá de lo centrado en uno mismo, sino en lo que aporta a todos. Tanta violencia, dureza en el trato, deseos de imposición sobre el otro, invisibilización de los demás, etc., requiere urgente de un cambio de paradigmas y senderos diversos, flexibles, creativos, oportunos y muy humanos, que vayan más allá de iniciativas legales o administrativas que si bien son necesarias, no son suficientes y cuando ya están listas, son fotos del pasado como las de las estrellas-bebés.
Esta lección que nos está entregando el telescopio Webb aprovechémosla, y no nos quedemos en el inmovilismo y vayamos a lo profundo, a lo verdadero y no a la burocrática y limitada seudo "educación" que abordamos cuando empezamos cada nuevo período de políticas públicas de nuestro país.
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