La invasión de Polonia por parte de las tropas del Ejército alemán, el 1 septiembre de 1939, desencadenó la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), tragedia que no sólo significó la muerte de entre 40 y 70 millones de personas, drama humano sin precedentes, sino también importantes trastornos economía mundial.
Esta catástrofe se debió en gran medida a numerosos errores cometidos en las negociaciones que concluyeron con el Tratado de Versalles, casi dos décadas antes; como también a la crisis mundial de 1929, la aparición de ideologías totalitarias, de liderazgos nacionalistas, mesiánicos y exacerbados como el de Adolf Hitler; a la debilidad y política de apaciguamiento de parte de gobernantes que -por convicción o falta de capacidad militar- no deseaban un conflicto que repitiese los horrores de la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Existen variados libros, películas, podcasts, entre otros medios, que describen las distintas etapas en que se desarrolló esta conflagración, por lo cual dependerá del lector qué desea conocer en particular. Por mi parte, recomiendo empezar con las memorias del primer ministro británico Winston Churchill, por haber sido éste un actor privilegiado de la misma guerra y porque su relato nos permite formarnos un vasto cuadro de los acontecimientos. Independientemente de esta recomendación, me referiré a algunos hechos que considero convendría conocer.
El exitoso repliegue de la fuerza militar británica en la batalla de Dunkerque (1940), el que significó el rescate de cerca de 340.000 efectivos aliados. Se trató de una operación magistral desde el punto de vista táctico-operativo, que fue presentada por Churchill a la opinión pública como un triunfo de la democracia y del pueblo inglés, aunque en realidad se estaba en presencia de una retirada desastrosa, literalmente una huida, de las fuerzas expedicionarias inglesas y los restos del ejército francés.
Con respecto a la batalla de Inglaterra (1940), que consistió en el bombardeo indiscriminado del Reino Unido y en particular, Londres, por parte de la Fuerza Aérea alemana (Luftwaffe), el estoicismo y la entereza de los británicos para soportar aquel ataque fue fundamental para lo que vendría en los años posteriores. El liderazgo de Churchill en ese momento -que el cine ha exhibido como las horas más oscuras de Inglaterra - seguramente fue uno de los motivos por los cuales es reconocido como el británico más importante del siglo XX.
En cuanto al Plan Barbarroja, que consistió en el avance alemán hacia la Unión Soviética (1941), quisiera mencionar que -primero- el comentario de un piloto de la Luftwaffe, quien al sobrevolar el territorio ucraniano se dio cuenta que era demasiado extenso, y que por lo tanto, vencer al Ejército Rojo sería una odisea colosal, pues se requeriría una ingente cantidad de medios humanos y materiales, no disponibles en ese momento, sin entrar a analizar la cadena de suministros que va desde Berlín a Moscú.
Segundo, la tenaz y heroica resistencia de Stalingrado por los soviéticos prácticamente definió el curso de este conflicto internacional. La contraofensiva del Ejército Rojo en 1943 en dicha ciudad fue el comienzo del fin del sueño nazi del Tercer Reich. En este punto, sugiero leer "1914-1943. Epistolario del general Max Pfeffer" (obra del académico chileno Enrique Brahm). Este general participó en dicho escenario bélico y se transformó de sitiador, en sitiado.
El general Pfeffer señala que la falta de sueño de su tropa, producto de los continuos bombardeos de la artillería rusa (que en la práctica también afectaba al Ejército Rojo, ya que los combatientes estaban muy cerca, unos frente a otros); la carencia de suministros y alimentos; junto al trabajo de los francotiradores rusos que disparaban con esmero y eficacia a los cocineros alemanes -y también a los oficiales, cabe añadir-, afectaron enormemente la moral de sus hombres.
En cuanto al desembarco de Normandía, recomiendo una antigua columna, todavía disponible en la web.
Como anécdota personal, comento que en Túnez conocí un capitán (r) del Ejército norteamericano que había combatido en ese frente y en Italia, bajo las órdenes del general Patton. Me dijo que estuvo a cargo de un tanque modelo Sherman, el cual era muy inferior a los Tiger alemanes, aunque eran muy superiores en número.
En su opinión, el general George Patton se comportó como un líder extremadamente individualista, pues les ordenaba combatir sin medir las consecuencias de bajas, importándole sólo su objetivo. Me señaló que ver arder los tanques de sus amigos fue algo sobrecogedor y de lo cual no hablaría. Culpó de esa supuesta indolencia a las órdenes recibidas por Patton, de avanzar a ultranza.
En cuanto a la batalla de Berlín (1945), recomiendo la película "La Caída" y seguir en Spotify "Los Konigstiger que defendieron Berlín durante la batalla final".
Finalmente, el genocidio de más de 6 millones de judíos, como también de gitanos y homosexuales por parte del régimen nazi, nos obliga a reflexionar sobre cómo es posible que la naturaleza humana sea capaz de realizar actos tan salvajes y brutales. Es por ello, que si usted tiene la oportunidad de ir a Washington DC sugiero visitar el Museo del Holocausto y comprenderá de qué estoy hablando.
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