El mundo árabe, incluyendo a Palestina, estuvo dominado por el Imperio Turco Otomano desde 1517 a 1917, y se desmorona en la Primera Guerra Mundial con la derrota de Alemania, que había formado alianza con los turcos. Los árabes con un fuerte sentimiento nacionalista y su aspiración de ejercer el derecho de la autodeterminación apoyaron a Gran Bretaña bajo la promesa de lograr su independencia nacional, la que fue incumplida por los ingleses que ya habían decidido en un proyecto anglosionista la creación de un hogar nacional judío en Palestina en la Declaración Balfour de 1917, dirigida a la Federación Sionista Internacional y al líder de la comunidad judía británica Lord Rothschild. Por su parte y secretamente los negociadores Sikes y Picot se habían repartido como botín de guerra los países árabes.
En el Tratado de Versalles, Inglaterra y Francia, países victoriosos, impusieron bajo una figura seudo jurídica los Mandatos a favor de Francia, que tomó control del Líbano y Siria y Gran Bretaña a cargo de Irak, Palestina y Transjordania. Dichos Mandatos son de dudosa legitimidad jurídica, toda vez que Inglaterra -en el caso de Palestina- sólo detentaba un título precario de mera tenencia, carente de facultades de disposición y dominio a favor de un tercero de una tierra que no le pertenecía. Se inicia una inmigración ilegal a Palestina entre guerras para revertir la mayoría palestina, que provocó la gran revuelta árabe y graves enfrentamientos entre palestinos y los inmigrantes judíos. De acuerdo al último censo de la Gobernación Británica en 1918, la población era de 700.000 palestinos, dueños del 96% del territorio de 27.000 km2, y 56.000 judíos. Debe mencionarse la emergencia del Sionismo a mediados del siglo XIX, destinado a crear un Estado Judío, para evitar la persecución, discriminación y antisemitismo en Europa, con cinco millones de judíos.
Frente a la creciente violencia, Inglaterra apela a las Naciones Unidas y después de numerosos actos terroristas de las bandas sionistas armadas Hagannah, las bandas Stern, Irgún, Pelmaj; Naciones Unidas resolvió la Partición de Palestina por resolución 181 de 29 de noviembre de 1947. La resolución otorgó el 56% del territorio al Estado de Israel y el 43% al Estado Palestino y estableció el 1% restante para la Ciudad de Jerusalen, como un corpus separatum bajo control internacional. Los árabes rechazaron la partición por considerar que no se había consultado el derecho a la autodeterminación ni la voluntad mayoritaria de la población nativa que habitaba Palestina.
El 15 de mayo de 1948 se proclama el Estado de Israel y las bandas armadas sionistas inician el despojo y la usurpación de las viviendas palestinas y el desplazamiento forzado de 800.000 palestinos que abandonan sus hogares hacia Jordania, Líbano y Siria, levantando precarios campamentos de refugiados que perduran a la fecha. Se inicia el denominado Plan Dalet, con la destrucción de 500 aldeas desde Jerusalen hasta Tel Aviv, con atroces masacres para intimidar a la población como Dear Yassin. La invasión israelí y la deportación forzada inicia para los palestinos un viaje sin retorno.
Hoy son mas de seis millones de refugiados que durante generaciones no han dejado de pasar de padres a hijos las llaves de su casa, esperando algún dia regresar a sus hogares de los que fueron despojados por las armas. Por ello el 15 de mayo de 1948 se conmemora esta tragedia. Naciones Unidas dictó la Resolución 190 de 1948, ley del retorno, que nunca fue cumplida por Israel.
En la primera guerra árabe-israelí, Israel captura y ocupa el 80% del territorio de Palestina. Esta pérdida se ha denominado Al Nabka (la catástrofe). En la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967 y en una guerra preventiva, Israel ocupó el 100% de Palestina y la Peninsula del Sinaí a Egipto y las Alturas del Golán a Siria.
Desde el 7 de octubre de 2023, Gaza sufre el peor genocidio del siglo XXI. Con 63.000 víctimas civiles, la mayoría niños y mujeres y la destrucción del 90% de su estructura física. Pareciera que la vida de los palestinos no tiene valor, en una total deshumanización del pueblo palestino. Israel ha cometido con impunidad graves ilícitos internacionales, el delito de genocidio, crímenes de guerra, de lesa humanidad y el crimen de agresión, incorporados al Estatuto de Roma de 1998 y sancionados por la CPI. Son delitos abominables que vulneran el Derecho Internacional Humanitario y la Cuarta Convención de Ginebra de 1949 que regula la protección de los civiles en los conflictos armados internacionales y sus protocolos adicionales de 1977.
Un grupo de 620 abogados chilenos interpuso una denuncia penal ante la Corte Penal Internacional y proporcionó a la Fiscalia la evidencia fáctica y jurídica que permitió probar los cargos contra Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant por crímenes de guerra y de lesa humanidad, expidiendo las órdenes de arresto en su contra. Naciones Unidas tiene una responsabilidad política, jurídica y moral en la solución de este conflicto y debe convocar a una Conferencia Internacional de Paz, con la visión de dos Estados soberanos: Palestina e Israel, conviviendo en paz y seguridad, en las fronteras previas a 1967, con fronteras seguras y reconocidas internacionalmente.
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