Circunstancias trascendentes
Las fuerzas políticas son organizaciones que bregan, legítimamente, por los principios y valores que les inspiran y por los objetivos programáticos que se proponen llevar a cabo, en ese esfuerzo tienen a su haber aciertos y errores, en rigor, ninguna es infalible y la que así se autovalora se equivoca porque nadie posee la verdad absoluta. Ahora bien, cuando yerran en decisiones cruciales, sus propios militantes y dirigentes deben asumir las consecuencias, pero sobretodo el que sufre por los errores es el pueblo y la nación a la que tratan de representar y dirigir.
Por eso, la acción política es compleja, se diferencia de otras ciencias sociales en las múltiples disciplinas y dimensiones que abarca o que la influyen, así como, exige responsabilidad y estatura de país al deber considerar y valorar la dinámica y cambiante correlación de fuerzas existente entre los diferentes protagonistas, en especial, al tomar decisiones que marcan, inevitablemente, la vida de pueblos y naciones.
En Chile, dramáticamente, en septiembre de 1973 los partidos y fuerzas de izquierda y centroizquierda no fueron capaces de asumir esa responsabilidad histórica y articular una estrategia política eficaz que respaldara al Presidente Allende y la estabilidad institucional e impidiera el golpe de Estado y la tragedia posterior que derrumbó la democracia y trajo nefastos resultados a nuestro patria.
Los demócratas chilenos eran la gran mayoría, pero, se impuso brutalmente un régimen nefasto obediente al interés de una exigua minoría de oligarcas y burócratas trepadores que se enriquecieron con el patrimonio nacional. La ciudadanía sufrió enormes quebrantos. El Presidente Allende, que fuera elegido democráticamente, prefirió morir en La Moneda antes que entregar el poder a la dictadura. Miles de mártires pagaron con su vida su voluntad de resistir. En esta semana se cumplen 50 años desde que los miembros de la conducción clandestina del Partido Socialista fueron secuestrados y desaparecidos.
Ahora, el escenario histórico es diferente, las dictaduras quedaron condenadas ante la historia, pero nuevamente, las circunstancias para la toma de decisiones son trascendentes. El domingo 29 se elige en elecciones primarias presidenciales a la persona que tomará el liderazgo con vistas al momento definitivo que se vivirá en noviembre próximo cuando se defina quién asumirá la Presidencia en los próximos años.
Apoyamos a Carolina Tohá porque estamos convencidos de su capacidad para gobernar y que la amplitud de su convocatoria permite el triunfo en la etapa posterior, las elecciones en primera y segunda vuelta de las que saldrá el Presidente que gobernará Chile. Este no es un ataque hacia otra candidatura. Es una afirmación que tiene una base objetiva. Me explico, Carolina Tohá fue diputada y ministra de los gobiernos de la Concertación que hoy son revalorados por la ciudadanía, a pesar de sus imperfecciones y debilidades. La razón es que lograron a lo largo de 20 años estabilidad democrática y crecimiento económico. En ese esfuerzo, también fue jefa de campaña de Eduardo Frei, en diciembre del 2009.
Es decir, su espacio de diálogo e interlocución social y política puede ser determinante ante la arrogancia de la derecha regresiva que hoy se siente triunfadora y arremete con la prepotencia de quienes no dudarán en revertir los avances y derechos sociales que se ha logrado avanzar con esfuerzo y dedicación.
Hay que evitar cualquier riesgo de aislamiento en este proceso decisivo. En consecuencia, en estas primarias, con Carolina Tohá, estamos en condiciones de conseguir que emerja una figura política y social que agrupe un ancho bloque de fuerzas, cuya diversidad logre el objetivo deseado: evitar que una derecha retrógrada y anti popular alcance la Presidencia de la República.
No se trata de un menoscabo hacia otras figuras o liderazgos, se trata de tener conciencia que si las condiciones le permiten a la derecha llegar al poder, ello traerá un alto costo social y político al país, en particular, al pueblo de Chile. De modo que estamos ante una decisión trascendente. No hay que equivocarse.
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