En medio de la pandemia que se extiende por el mundo, la elección presidencial en Estados Unidos ha quedado relegada a un segundo o incluso un tercer plano. Sin embargo, lo cierto es que el Covid-19 hoy es una amenaza que podría tener un profundo impacto en los comicios que aún están programados para el 3 de noviembre de este año.
En las primarias demócratas del pasado 17 de marzo, Bernie Sanders fue derrotado por Joe Biden en Estados claves como Arizona, Florida e Illinois. Un golpe lo suficientemente duro como para que algunas voces dentro de su entorno más cercano le hayan sugerido al senador por Vermont reconsiderar su campaña por lograr la nominación presidencial demócrata.
Hasta ahora, Sanders no se ha referido a ese tema y tiene puesta la mirada - al igual que el ex vicepresidente Biden - en el 14 de abril, cuando Alaska, Hawái, Louisiana y Wyoming repartan un total de 107 delegados. Pero, sobre todo, en el 28 de abril, fecha en la que Connecticut, Delaware, Maryland, Nueva York, Pennsylvania y Rhode Island pondrán en juego nada menos que 663 delegados.
Tras las primarias del 17 de marzo, Sanders sumaba 884 delegados y Biden 1.180. Y para ganar la nominación, un candidato debe reunir 1.991 delegados, de un total de 3.979.
El punto es que EE.UU, tras cruzar la barrera de los 100.000 contagiados, hoy enfrenta la mayor amenaza a un proceso electoral en toda su historia. Es cierto que el país ha votado en tiempos de guerra y también durante catástrofes climáticas, pero esto es completamente distinto.
En primer lugar, tanto Sanders como Biden, además del propio presidente Donald Trump, ya no pueden (o podrían) realizar encuentros masivos de campaña ni hacer recorridos “puerta a puerta”, por ejemplo, debido a las medidas de aislamiento producto de la pandemia.
En ese sentido, solo quedaría realizar encuentros, e incluso debates, a través de videoconferencias. Aunque eso no resuelve la incógnita de qué ocurrirá con las convenciones de los demócratas, que se realizará entre el 13 y el 16 de julio, en Milwaukee (Wisconsin) y la de los republicanos, programada del 24 al 27 de agosto, en Charlotte (Carolina del Norte). Ambos, encuentros partidistas masivos en los que se proclamarán oficialmente los respectivos candidatos presidenciales.
Por otro lado, no hay que perder de vista que todos los políticos en carrera están cerca del segmento etario de mayor riesgo en caso de resultar contagiados: Joe Biden tiene 77 años, Bernie Sanders 78 y Donald Trump 73.
Fomentar el voto por correo, en forma electrónica o que las personas puedan votar de manera presencial antes de la fecha oficial, ayudaría a evitar aglomeraciones y nuevos contagios; incluso se podría considerar la postergación de la fecha original. Y de esa manera, esquivar el peligro de una masiva abstención, como ocurrió en la primera vuelta de las recientes elecciones municipales francesas, que rondó el 45%.
En este momento, el coronavirus representa la mayor amenaza para las aspiraciones presidenciales de Biden, Sanders y Trump. Sobre todo, en un momento crucial para que los demócratas logren recuperar la Casa Blanca o para que los republicanos ganen cuatro años más al mando del país más poderoso del planeta.
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