A medida que el brote de coronavirus se ha ido extendiendo por todo el mundo, diversos actores públicos y privados de Israel están trabajando para paliar los efectos de esta pandemia.
Acostumbrados a enfrentar los desafíos teniendo como mayor insumo la innovación, los israelíes han recurrido nuevamente a esta metodología para encontrar soluciones de vanguardia que puedan servir a las personas.
Un caso llamativo es el Sheba Medical Center en Tel Hashomer, rankeado entre los 10 mejores hospitales del mundo, que desarrolló un sistema de atención de telemedicina de cero contacto físico.
La historia de este sistema se originó hace un par de semanas, cuando el Centro de Innovación ARC del Sheba supo que los turistas israelíes expuestos al virus en el crucero Diamond Princess serían enviados a sus instalaciones. En ese momento, sus directivos decidieron convocar a empresas tecnológicas de telemedicina para testear en terreno sus tecnologías, y el resultado fue el Central Telemedicine TENT, que permite el tratamiento de los pacientes con cero contacto físico con el equipo médico, previniendo así nuevos contagios.
También con un enfoque de desarrollo a distancia, la plataforma israelí Kaltura, que opera videos en la nube, está recibiendo un gran número de solicitudes de acceso a su tecnología de video por parte de organizaciones globales para reemplazar las reuniones físicas con las digitales.
Por el lado del diagnóstico, en Israel ya está operando BATM, un kit de diagnóstico para detectar el coronavirus de las muestras de saliva en tan solo media hora.
En esta misma línea, el Instituto Weizmann está desarrollando un nuevo método de prueba, basado en menos pasos y menor riesgo biológico para los equipos que realizan las pruebas.
Asimismo, la empresa estadounidense-israelí MagBiosense está desarrollando un dispositivo para diagnóstico express, que permitirá hacer el test en 15 minutos a través de una combinación de óptica y partículas magnéticas.
Respecto de soluciones que se pueden aplicar en el día a día de los usuarios, en Israel ya está operando Soapy, un dispensador inteligente de jabón y agua que se puede programar de acuerdo a las necesidades del lavado de manos de los usuarios.
Por otro lado, la startup israelí Sonovia está desarrollando a través de nanotecnología la capacidad de impregnar sustancias antivirales y antibacterianas en distintos tipos de textiles, para ser usados por ejemplo en mascarillas y otros insumos de protección para la gente.
Finalmente, por el lado de las vacunas, MIGAL Galilee Research Institute comenzó a reformular rápidamente una vacuna que se estaba desarrollando desde hace 4 años contra un tipo de coronavirus avícola, de tal forma de poder utilizarla contra el COVID19.
El trabajo de los investigadores israelíes se suma al gran esfuerzo que se está desarrollando en todo el mundo, y también en Chile, para contener esta pandemia.
En el entendido que este desafío sanitario global debe ser enfrentado con trabajo conjunto y coordinado, creo que todo esfuerzo es importante y, por lo tanto, cada iniciativa merece nuestro apoyo y reconocimiento.
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