Tras el atentado realizado por el movimiento islamista Hamás en territorio israelí el 7 de octubre de 2023 vino una represalia en contra de la Franja de Gaza, que se ha extendido por más de tres meses. Hoy, cuando han pasado más de 100 días de la guerra en Gaza, podemos comprobar que este no es el único foco de conflicto que se ha activado desde la fecha antes señalada.
En la frontera entre Israel y Líbano persisten los graves enfrentamientos entre el movimiento islamista pro-iraní Hezbolá y las fuerzas israelíes, en un conflicto que ha superado en tiempo y en intensidad a la guerra desarrollada entre ambos actores en 2006. Este suceso amenaza con afectar al conjunto del Líbano, país caracterizado por la inestabilidad política y la fragmentación religiosa.
En el Mar Rojo, los hutíes, grupo insurgente pro-iraní que controla partes de Yemen, ha lanzado ataques en contra de barcos que navegan por esta vía oceánica que conecta el Golfo de Adén -en el Océano Índico- con el Mar Mediterráneo. a través del Canal de Suez. La acción de los hutíes se da en rechazo a la invasión israelí de Gaza. En respuesta, Estados Unidos y Reino Unido han lanzado ataques en contra de territorio yemení. Todo esto amenaza con profundizar el conflicto que se vive en este país de la Península Arábica, y que desde 2015 ha enfrentado a dos grandes poderes de la región, como son Irán y Arabia Saudita.
A todos estos actores y escenarios de guerra se une la importante reaparición del Estado Islámico, que el 4 de enero de 2024 reivindicó un atentado que dejó 84 muertos en la ciudad de Kermán, en el sur de Irán. Este ataque se produjo al conmemorarse cuatro años de la muerte del general Qassem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de Irán, asesinado por Estados Unidos. Previamente a este suceso, Teherán había acusado a Israel de este hecho, amenazando con abrirse un conflicto directo entre ambos países.
Anteriormente, en diciembre de 2023, se produjo un atentado en contra de una comisaría policial iraní en la ciudad de Rask, provincia de Sistán y Beluchistán, en el sureste del país, en el que murieron al menos 11 personas. Esta provincia se caracteriza por tener una población mayoritariamente sunita, opuesta al gobierno iraní. El ataque fue reivindicado por Yeish al Adl, actor no estatal, que corresponde a un movimiento islamista sunita, contrario al régimen chiíta imperante en Irán.
Hacia mediados de enero de 2024, la Guardia Revolucionaria de Irán realizó ataques en territorios de Irak y Siria, los que fueron presentados por Teherán como una respuesta a los atentados llevados a cabo por Yeish al Adl y el Estado Islámico en Rask y Kermán, respectivamente. Según fuentes iraníes. se atacó un cuartel de espionaje de Israel cerca del consulado de Estados Unidos en Erbil, norte de Irak, en una zona del Kurdistán iraquí. Tras este atentado, Bagdad señaló que presentaría una acusación en contra de Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
En este contexto, en el que actores del Medio Oriente, tanto estatales como no estatales, y extrarregionales, se encuentran involucrados en conflictos distintos y al mismo tiempo interrelacionados, observamos una posible expansión de los escenarios de guerra hacia el Asia occidental. El 16 de enero, las fuerzas iraníes atacaron Pakistán, más concretamente la región de Beluchistán, disputada por ambos países. Según Teherán, el objetivo era atacar las bases del grupo Yaish al Adl, el que tendría presencia en el sureste de Irán y en la frontera con Pakistán. Como respuesta, Islamabad ha llamado a consultas a su embajador en Teherán, ha denunciado la agresión y violación de su espacio aéreo, y ha advertido de serias consecuencias.
En definitiva, el planeta se encuentra inmerso en una serie de conflictos concatenados, cada uno de ellos tiene una dinámica propia, pero al mismo tiempo se potencian entre sí en un sistema regional y global fuertemente dividido. A la guerra de Rusia en Ucrania se suman los sucesos en la península coreana, la amenaza de un conflicto abierto entre China y Taiwán, el tema del Esequibo en Sudamérica, entre muchos otros. Todo esto corre paralelo con un rotundo fracaso de la institucionalidad internacional, representada por Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad, incapaces de concertar soluciones pacíficas en un planeta fragmentado.
Para terminar, el 23 de enero de 2024 los científicos atómicos deberán reunirse para evaluar si mantienen las manecillas del reloj del mundo en los 90 segundos o si deciden adelantarlo o retrasarlo. Aunque se trata de un reloj simbólico, creado en 1947 por el Boletín de los Científicos Atómicos, encabezado por el físico Alberto Einstein, el mismo está conformado por expertos y varios Premios Nobel. Sin duda, para tomar una decisión al respecto, deberán tener en consideración los distintos conflictos mundiales, el estado del cambio climático, y la amenaza que representan las armas nucleares.
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