La sombra de Al Qaeda

El 11 de septiembre de 2001, el mundo entero se estremeció cuando cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados y utilizados como proyectiles en contra de objetivos en territorio estadounidense. Dos fueron estrellados contra las Torres Gemelas (Nueva York), un tercero impactó en el Pentágono (Washington) y un cuarto cayó en Pennsylvania, sin alcanzar su blanco (aunque se supone que iba en dirección de la Casa Blanca o el Pentágono).

Al término de ese día, cerca de 2.900 personas habían muerto. Y el gobierno del entonces Presidente George W. Bush responsabilizó directamente a Al Qaeda, la organización terrorista fundada por Osama bin Laden.

Semanas después del ataque, Estados Unidos invadió Afganistán, donde se ocultaba Bin Laden, depuso al gobierno de los talibanes, que le había ofrecido protección y destruyó los campos de entrenamiento de Al Qaeda en ese país. Sin embargo, la organización no fue completamente desmantelada y pasó de una fuerte estructura centralista al surgimiento de numerosas franquicias terroristas en diferentes lugares del mundo.

Quince años después del mayor atentado terrorista de nuestros tiempos —y sobre todo tras la aparición del Estado Islámico—, hoy muchos se preguntan si Al Qaeda aún representa una amenaza para la comunidad internacional.

Tras el inicio de la llamada “guerra mundial contra el terrorismo”, impulsada por el gobierno de Bush tras el 11-S, Al Qaeda nunca pudo repetir un atentado como el de 2001 dentro de Estados Unidos. Y fueron grupos locales, o franquicias, las que concretaron atentados como el de Bali (Indonesia) en 2002, el de Madrid en 2004 y el de Londres en 2005.

Con Bin Laden y su círculo de hierro en la clandestinidad, cada vez se hizo más difícil organizar y ejecutar un nuevo ataque a gran escala. A eso se sumó la pérdida de importantes fuentes de financiamiento y la muerte de líderes locales en Medio Oriente y África en operaciones organizadas por EE.UU. y sus aliados.

Y en 2011, una década después de los atentados en Nueva York y Washington, Bin Laden fue muerto por fuerzas especiales durante una misión en Pakistán. Lo que significó el mayor golpe que podría haber sufrido este grupo terrorista.

Desde entonces, el líder de Al Qaeda ha sido Ayman al Zawahiri, antigua mano derecha de Bin Laden. Una figura que no tiene el carisma, la trayectoria ni la influencia de su predecesor. Y que hasta hoy se mantiene oculto para evitar correr la misma suerte que su antecesor.

A todo lo anterior se sumó la aparición del Estado Islámico (EI) a mediados de 2014, un grupo más radical que Al Qaeda, y que en sus inicios logró captar muchos más seguidores que la organización fundada por Bin Laden, al tiempo que grupos regionales, como Boko Haram (Nigeria) le juraron lealtad.

Sin embargo, hoy el Estado Islámico atraviesa por un difícil momento. Ha perdido territorios en Siria e Irak, varias de sus principales figuras han muerto, tienen problemas de financiamiento y ya no logra captar nuevos reclutas.

Frente a eso, muchos creen que el EI tiene los días contados y que su autoproclamado califato acabará por desaparecer.

A diferencia de esta milicia yihadista que nació con el objetivo de controlar un territorio concreto en Medio Oriente (norte de Siria e Irak), Al Qaeda ha mantenido su perfil descentralizado y la idea de fortalecer más una ideología anti occidental que un área geográfica.

Esto hace pensar que Al Qaeda sobrevivirá a la desaparición del Estado Islámico. Sobre todo porque sus franquicias han aprovechado de crecer y multiplicarse en zonas de conflicto como Yemen, Libia, Irak o Siria.

En sus últimos días, escondido en Pakistán, Bin Laden soñaba con repetir un atentado como el de 2001, para demostrar que Al Qaeda aún era efectiva. Sin embargo, aunque eso no es imposible, hoy la probabilidad es baja, considerando el trabajo de diferentes agencias de inteligencia.

Por eso, es probable que Al Qaeda continúe cambiando y adaptándose a nuevos escenarios políticos y geográficos, mientras observa el paulatino repliegue del EI, e intenta mantener vivo el mito de Bin Laden. Pero también es cierto que la comunidad internacional se mantendrá vigilante, buscando acabar definitivamente con esta organización. Aunque tome otros 15 años o más.

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