Una de las consecuencias principales del cambio climático es que en algunos lugares no hay agua y en otros hay demasiada. Las inundaciones generalizadas en Pakistán desplazaron este año a decenas de millones de personas de sus hogares e inundaron alrededor de un tercio del país. Huracanes devastadores golpearon al Caribe y la costa este de Estados Unidos, causando estragos a gran escala. Intensas sequías prácticamente hicieron desparecer grandes ríos en Europa y China. Y en Chile, la situación de estrés hídrico se mantiene, pese a que fue un año algo más generoso en lluvias.
Este es un panorama apenas de las grandes catástrofes que los expertos de todo el mundo han señalado una y otra vez, advirtiendo que es probable que aumenten si continuamos emitiendo gases de efecto invernadero.
Líderes mundiales, funcionarios gubernamentales, expertos, representantes del sector privado y de la sociedad civil, académicos, formadores de opinión, y formuladores de política están reunidos en la Conferencia Climática Anual COP 27, en Sharm El Sheikh, Egipto, para analizar las formas de prevenir la crisis climática.
El éxito de la conferencia es de suma importancia. También lo es el avance de todos los temas en los que se centrará, como la continuación de los esfuerzos globales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la adopción de un objetivo global para la adaptación y el ajuste a la crisis climática, el aumento de la financiación climática y el progreso en el tema de "pérdidas y daños", así como el avance de la cooperación en el intercambio de conocimientos y experiencias.
Israel, que está situado en una región árida y afrontando una escasez crónica de agua, elevadas temperaturas y un entorno difícil para el desarrollo agrícola, ha tenido que inventar soluciones creativas para sobrevivir. A través de décadas de conocimiento y experiencia, nuestro país ha hallado soluciones prácticas a los desafíos climáticos, las cuales ya estamos compartiendo y colaborando en su aplicación.
Estas soluciones incluyen áreas esenciales para afrontar la crisis climática, como la eficiencia de los recursos hídricos y la generación de nuevas fuentes de agua, la agricultura resistente a la sequía, la invención de sustitutos de la proteína animal, los cultivos sostenibles, la eficiencia energética, el almacenamiento de energía, la restauración y preservación de los bosques en zonas áridas, la economía circular, y la producción de nuevos materiales que respeten el clima y el medio ambiente. Numerosas ideas provienen también de una sociedad activa y consciente, que contribuye al discurso y a las actividades climático-ambientales, contribuyendo así a la gestión gubernamental.
Como muestra del deseo de Israel de compartir experiencias e información, por primera vez se levantó un pabellón israelí en una conferencia de COP. El pabellón se centra en la innovación y las soluciones climáticas, y se están realizando decenas de eventos destinados a generar una cooperación internacional y regional en Medio Oriente.
Consideramos que la cooperación internacional y regional es vital para afrontar la crisis climática, y por consiguiente, cada evento del pabellón israelí busca una asociación y un proceso a largo plazo. También se espera la participación de una delegación israelí particularmente numerosa y de alto rango, que incluye representantes de todos los sectores incumbentes en crisis climática: el gobierno, la sociedad civil, el gobierno local y el mundo académico, entre otros.
Con el fin de superar la crisis climática, la humanidad necesita soluciones prácticas y aplicables para aumentar la resiliencia climática, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, que puedan aplicarse tanto a escala local como mundial. Estas soluciones deben ayudar a cumplir los objetivos de mitigación globales y fortalecer la resiliencia entre los países y las comunidades que ya están afectados, así como ayudar en la implementación de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU.
La cooperación internacional en el ámbito de la innovación climática, también proporciona una excelente oportunidad para fortalecer la economía en beneficio de todos, generar nuevos trabajos y fomentar la prosperidad humana, preservando al mismo tiempo la naturaleza, el clima y la diversidad ecológica.
En Chile, donde existe una creciente conciencia climática, que tuvo un gran empuje a partir de la COP25, Israel ya tiene una amplia agenda de cooperación para enfrentar el cambio climático y sus consecuencias. A nivel de Gobierno, estamos siempre participando en las mesas de trabajo y apoyando la visita de expertos. Junto a la academia, hemos desarrollado diversos seminarios y estamos apoyando nuevas líneas de investigación conjunta. Con los privados, hemos abiertos canales para la llegada de tecnologías israelíes de desalinización, tratamiento, detección de fugas, riego tecnificado y agricultura eficiente. Y, junto a la sociedad civil, seguimos implementando una treintena de huertos comunitarios con tecnología de riego israelí. Algunos ejemplos destacados del último año son la visita a Chile del director de la Autoridad Nacional de Aguas de Israel, las sucesivas reuniones con actores locales que quieren conocer los avances de Israel en proteínas alternativas y la delegación hídrica que viajó a Israel liderada por la Universidad Católica de Temuco.
El cambio climático no reconoce fronteras políticas, y por eso es tan relevante el esfuerzo bilateral entre Chile e Israel y la sumatoria de los esfuerzos regionales, que finalmente deberían conducir a superar esta crisis y preservar la salud del planeta.
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